En el Refugio.

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Minho sabe que Thomas no es el mismo desde la noche que Newt murió.

Cuando consiguieron subirlo al iceberg gracias al último esfuerzo de Teresa, perdió el conocimiento. Pero unas horas más tarde, despertó llamando a Newt a gritos. Nadie fue capaz de calmarlo y cuando dice nadie quiere decir realmente nadie ni siquiera Brenda con palabras ni Gally con su fuerza. Hasta que se dio cuenta del cuerpo que estaba tapado con una lona y se arrastró hasta él, hasta Newt. Lloró más, muchísimo más. Los lamentos eran tan profundos que a todos les quedó claro el enorme vacío que ahora había dentro de Thomas. Volvió a perder el conocimiento abrazado al cuerpo inerte de Newt después de cerrar sus ojos.

Minho lleva un rato buscándolo con la esperanza de que Thomas esté en cualquier otro lugar salvo en el que siempre está. Pero después de preguntar a Gally, a Fritanga e incluso a Brenda se da por vencido y su cuerpo pone rumbo a la cima de la colina donde hay una única tumba y un chico sentado con las piernas cruzadas y la espalda encorvada, los hombros caídos y manipulando algo con sus manos.

Thomas enterró a Newt él mismo, cavó el agujero con la suficiente profundidad sin ayuda de nadie. Lo intentaron, claro, tanto Fritanga como Gally y él mismo, pero el moreno se ponía violento cada vez así que... le dejaron hacerlo solo. Cuando terminó, Thomas limpió el cuerpo de Newt hasta dejar limpias todas las zonas que pudo, le arregló la ropa, acarició su pelo una última vez y lo envolvió con ceremonia en una lona blanca. Lo cogió en brazos y lo introdujo en el agujero. Minho juraría que pasó, al menos, media hora observándolo antes de dejar caer una flor blanca y empezar a cavar de nuevo. Esta vez llenando el agujero de tierra. Al final, Thomas clavó una piedra redonda en el suelo y colocó una corona de flores alrededor. Se sentó junto a la lápida con un cuchillo en la mano varias horas antes de empezar a tallarla. Ya había pasado la medianoche cuando Gally fue a buscarlo y no lo encontró. Pero la tumba estaba terminada y en ella rezaban simplemente: Newt, ily.

- ¿Estás renovando las flores? - pregunta, llegando por fin hasta él aunque sabe la respuesta, pero no sabe qué otra cosa decir. Nunca lo sabe.

- Estaban empezando a marchitarse - responde con suavidad.

El silencio se coloca incómodo entre los dos, solo roto por el ruido de las olas.

- Él está en paz, Thomas.

- Lo sé, lo sé - acaricia su nuca, pasando los ojos de la lápida al cielo.- Pero yo no.
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