Momentos [Dylmas]

Psicólogo IV

Al final, Scott resulta estar bastante bien después de un buen rato con el oxígeno y una bronca de su madre. Melissa, que trabaja en el hospital, los manda a casa ya que piensa tenerlo toda la noche con ella en observación así que Minho intercambia una mirada con Thomas, señalando con la cabeza a Newt y Gally que siguen allí, pero su amigo sólo se encoge de hombros.

- ¿Te llevo? - pregunta, cogiendo el ticket del párking.

Thomas mira a Newt solo para darse cuenta de que tiene los ojos chocolates clavados en su figura.

- Puedes quedarte conmigo, si quieres - ofrece el rubio con suavidad, el otro asiente.

- Está bien, pero me mandas un mensaje si pasa cualquier cosa y tú - se acerca a Newt, señalándolo con el dedo, amenazador.- Como le hagas algo que él no quiera, te mato.

Newt se muerde la lengua para no responder que las posibilidades son infinitas y que está bastante seguro de que Thomas quiere probarlas todas porque Minho podría matarlo en ese instante si se entera de la cantidad de cosas que quiere hacerle a su mejor amigo.

Los ve despedirse con un abrazo y Thomas sigue con la mirada a Minho hasta que ya no puede porque ha desaparecido dentro del párking.

- ¿Nos vamos? - pregunta, extendiendo la mano hasta el menor que entrelaza los dedos con los suyos como respuesta.

Thomas se deja guiar por diversos pasos de peatones y cuestas hasta que llegan al edificio que, literalmente, está enfrente del hospital.

- ¿Cancelo todas las citas de mañana? - pregunta Gally cuando entran en el ascensor.

Newt casi suspira de alivio porque estaba apunto de proponerlo, así no queda como el jefe irresponsable que sabe suele ser en ocasiones.

- Si no te importa - le sonríe con suavidad, apretando el botón correspondiente.

- No tienes que hacer eso por mí - habla Thomas, dándose cuenta de lo que está pasando.- Me iré a casa y...

- Tommy - lo llama, poniendo las manos sobre los hombros contrarios y obligándole a establecer contacto visual.- Los dos necesitamos este pequeño descanso, ¿vale?

- Pero...

- No hay peros que valgan.

El ascensor se detiene en el décimo piso, así que vuelve a dejarse llevar por anchos pasillos de mármol blanco decorados con distintas obras de arte. Parece un buen lugar para vivir, bastante diferente a lo que Thomas está acostumbrado. El apartamento, en comparación, es bastante sencillo aunque quizás sea por la manera en la que Gally y Newt lo tienen decorado. Nada más entrar el salón, a la derecha la cocina y el comedor, a la izquierda el pasillo con las habitaciones donde cada uno tiene su propio baño. Todo salpicado de muebles oscuros que contrastan con paredes de color turquesa y suelos de madera cubiertos por alguna que otra alfombra según la zona. Además, las paredes están cubiertas de estanterías y, donde no fue posible colocarlas, de puzzles encuadrados así que Thomas se arriesga a pensar que es un hobby de alguno de los dos porque Newt tiene un cuadro de ese estilo en el despacho. Mientras Gally y Newt intentan recoger un poco (se nota que son dos hombres aparentemente solteros viviendo solos) él curiosea el contenido de las estanterías que, al parecer, carecen de cualquier tipo de orden a pesar de estar muy limpio. Acaricia la madera y sus ojos se encuentran con libros de psicología y de arquitectura, con videojuegos de distintas plataformas y algún que otro disco de vinilo.

- ¿Por qué los libros de arquitectura? - pregunta, con curiosidad, porque acaba de toparse con un rincón que está lleno de planos hechos a mano.

- Soy arquitecto - responde Gally, doblando bien una de las mantas que usan para el sofá y que, Thomas descubre maravillado, es de Slytherin.

- Pensaba que eras secretario - suelta, olvidando por un momento el filtro y los buenos modales. Se sonroja al darse cuenta y escuchar la risa de Newt que está doblando una manta de Hufflepuff. Thomas acaba de enamorarse aún más. Espera, ¿qué? No, no. Retrocede en esa línea de pensamientos, Thomas Edison.