Escena X

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Thomas no descarta morir por culpa del calor. Calcula las probabilidades de que eso pase mientras lame un helado. Newt a su lado tiene otro y hace un sonido de succión que solo consigue aumentar el calor corporal del moreno. El helado había sido idea suya así que simplemente no puede decirle a uno de sus mejores amigo que parase de comérselo porque, sorpresa, se la está poniendo dura. Cosa que es prácticamente una constante en su vida a estas alturas del partido porque vale que se conocen desde pequeños, ¿pero en qué momento se había vuelto tan jodidamente caliente, dios? Maldita adolescencia y sus cambios puberales porque, aunque siempre le gustó Newt, nunca lo había deseado tantísimo. Y, aunque últimamente intercambian algún pequeño beso por aquí y por allá... no es suficiente.

Está a punto de abrir la boca para romper el aparente tranquilo silencio entre ellos (cargado de tensión sexual no resuelta en opinión de Thomas) cuando se gira a mirarlo y ve cómo el helado desaparece cuando largo es en la boca del rubio para después ser extraído y repetir el movimiento repetidas veces. Jodida mierda. Porque cuando con gran esfuerza sus ojos dejan la boca de Newt y se mueven hasta sus ojos se da cuenta de que está distraído, probablemente pensando en las musarañas, y que la señora mamada que le está dando al helado es inconsciente.

Un jadeo abandona su garganta un segundo antes de que Thomas capture la muñeca de Newt, devolviéndolo bruscamente a la realidad, pero sin dejarle reaccionar. Lo pone contra una de las paredes del callejón y lo besa. Se ha cansado de seguir jugando al gato y al ratón. Las mochilas de ambos caen con un golpe seco al suelo, seguido de uno de los helados. ¿El suyo? ¿O el de Newt? No está muy seguro, pero juraría que tiene ambos brazos alrededor de su cuello para que no se aleje. ¿En qué mundo querría? Thomas muerde con desesperación el labio inferior y el otro abre la boca lo suficiente para que sus lenguas entren, por fin, en contacto. La sensación de una junto a la otra es tan electrizante que Thomas debe concentrarse para no soltar el helado, tiene ciertos planes para él, no quiere desperdiciarlo. Sin embargo, cuando sus cuerpos no dejan de tocarse, en un momento lo hacen sus miembros sobre la tela. Cadera contra cadera. Newt jadea y estira el cuello hacia atrás, pero sus manos se mueven con rapidez hacia el culo de Thomas, apretándolo con la misma fuerza que Thomas hunde sus dientes en el cuello contrario y su mano libre se desliza desde la garganta hacia abajo, abriendo con fuerza los botones de la camisa de Newt que forma parte del uniforme reglamentario del instituto y pasa el helado por la ardiente piel del rubio que se estremece de arriba abajo y justo en el momento en el que Thomas delinea con su lengua el rastro, con sus miembros aún rozándose por encima de la ropa, se corren.

Thomas se deja caer contra Newt, quien trata de aguantar el peso de los dos con ayuda de la pared. Cuando recuperan el aliento y el ritmo de sus corazones se vuelven más normales, Newt habla.

- Tú quisiste comprar el helado.

Thomas ríe.

- No sabía que podías comerlo de esa manera - admite, negando divertido con la cabeza.

Newt sonríe y cierra los ojos, disfrutando de los ahora torpes dedos que manipulan los botones para cerrar la camisa y que tratan de recomponer ambos uniformes para salir del callejón y que no parezca que ha pasado justo lo que acaba de pasar.

Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora