Escena V

788 84 18
                                    

Newt puede sentir la hierba bajo sus pies descalzos y la brisa que agita sus finos cabellos. No está muy seguro del cómo, pero la verdad es que no le importa. Hace mucho que ya no piensa en los porqués y sólo se dedica a disfrutar de lo que puede.

Así que cuando el sol comienza a aparecer por el horizonte, sobre el mar, Newt camina por las colinas hasta donde duermen sus amigos y los ve despertar, volver a la vida de forma tranquila y natural. Algunos más rápido que otros. A Newt le encanta, sobre todo cuando llega a la hamaca más alejada y sus ojos chocolate se pierden en los lunares de Thomas. Algunas noches se queda junto a él para calmar sus pesadillas, aunque no pueda verlo, Newt cree que de alguna forma Thomas es capaz de sentirlo. Así que cuando más lo necesita se queda a su lado, no importan las horas que pasen porque el tiempo también dejó de contar. Y cuando Thomas finalmente despierta, empapado en sudor o ligeramente desorientado porque sigue sin acostumbrarse a la seguridad del refugio, Newt pasea con él y los visita a todos.

Así se entera de que Minho sale a correr todos los días para no perder la costumbre; que Gally está tan colado por una chica que resulta divertido molestarlo; que Sonya acude todos los días a dejar una flor a su tumba y aunque Newt ya sabe qué puede mover esa acción, duda que ella lo recuerde; que Aris y Harriet han elaborado un plan para que el primero se declare a su hermana pequeña y para ella tratar de conquistar al asiático; que Brenda sigue igual de colada por Thomas, pero lo lleva con tanta madurez que a Newt a veces le dan ganas de gritarle a su estúpido mejor amigo para que se olvide de él y siga adelante. Merece ser feliz. Y Newt sabe que no podrá serlo mientras siga anclado a su recuerdo.

- No sé si puedes oírme - la voz de Thomas lo sobresalta porque, si bien es cierto que el moreno suele dirigirle pensamientos constantemente, es la primera vez que lo hace en voz alta.- A veces te siento cerca, ¿sabes? - Newt coloca sus manos sobre los hombros de Thomas, deseando reconfortarlo.- Y después de todo lo que hemos vivido no es extraño pensar que tal vez estés por aquí, quiero decir que... este es un buen sitio para pasar la eternidad, ¿no? - sí, lo es, Newt no suele sentir otra cosa más que paz.- Y me alegro, de verdad, pero... te sigo echando de menos, Newt, dudo que algún día deje de hacerlo.

Newt deja caer los brazos por los hombros de Thomas y lo abraza desde atrás, colocando su barbilla sobre la cabeza contraria.

- Si de verdad estás aquí... no te vayas al otro lado, si es que existe, no me dejes solo - pide, cerrando los ojos y disfrutando de la calidez que lo envuelve y que no entiende.

Nunca.

Así que a Newt de verdad le gusta su nueva vida porque sabe que, cuando llegue el momento, sus amigos irán a hacerle compañía y juntos recorrerán esos prados y sentirán la hierba mojada por el rocío de la noche debajo de sus pies. Mientras, se dedicará a protegerlos y a guiarlos.

Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora