Momentos [Dylmas]

Tercero: sonido.

tus oídos están sintonizados con su voz. podrías elegirlo en un mar de miles. su voz hace que las canciones bonitas suenen aburridas. su voz hace que todo lo demás parezca feo.

No importa si es en medio de la locura que supone el comedor después de una dura jornada de trabajo en el Claro, en medio de la maquinaria de los cortadores o detrás de los gritos de los contructores, Thomas es capaz de diferenciar el particular tono de la voz de Newt. Y cree que de esto sí sabe la razón, la voz de Newt es como el chocolate 70% cacao. No, no recuerda el sabor exacto, pero sabe que debe ser amargo. Y la voz de Newt es así: suave con un toque amargo, como si estuviera lleno de pequeños demonios que trata de esconder de todo el mundo. A Thomas le molesta, por supuesto, preferiría que a voz de Newt fuera como el chocolate con leche, sin secretos, pero es parte de la persona que es el rubio así que tampoco trata de cambiarlo a la fuerza. Piensa que él se lo contará cuando esté preparado. Y, probablemente, gracias a todo eso que no le cuenta, es que la voz de Newt suena tan tranquila siempre, tan... cuerda en ese escenario de locos. Thomas no sabía qué haría si no pudiera escucharla más, el pensamiento le produce un escalofrío.

- Oye, Newt - habla un poco alto para tratar de captar su atención por encima de la discusión que tiene Fritanga con alguien que pide más comida.

- ¿Hm? - despega los ojos de sus amigos para posarlos sobre él y Thomas tiene que recordar cómo se respira.

- ¿Crees que los creadores nos darán chocolate si lo pedimos para la próxima semana?

La risa de Newt no lo toma desprevenido, eso sí que es un sonido de dioses.