Cuarto: caída.

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el color de sus ojos es lo suficientemente marrón como para derretirse. te está convirtiendo en un cliché de amor destructivo. te estás ahogando, siempre hundiéndote. abajo, abajo, abajo.

No solo la voz de Newt es como el chocolate, también lo son sus ojos. Como el chocolate derretido, espeso y caliente, con una pizca de café que te mantiene despierto y amenaza con producir adicción. Adicción porque te mire, adicción por mirarlos. Hay varios momentos del día en los que Thomas se da cuenta de que todo lo que hace es por llamar la atención del rubio. La mayor parte de las veces lo consigue porque es como si Newt también estuviera pendiente de él, el escaso porcentaje de veces que eso no pasa su amigo está tan perdido en sus propios pensamientos que tiene hasta que tocarlo para que vuelva al Claro, junto a él. Thomas ama correr, otro dato del que desconoce el porqué, pero almenen lo disfruta, salvo porque cuando sale con Minho al laberinto no vuelve a ver a Newt hasta la tarde y pasa las horas pensando en él y en todo lo que los ojos casi negros esconden.

- Bienvenido, Tommy.

Está tirado en el césped, delante de las puertas que deberían cerrarse en breve, después de una jornada especialmente dura, cuando Newt aparece con agua y una toalla. Siempre está allí cuando Thomas vuelve y puede ver el brillo aparecer en los ojos del rubio cuando comprueba que está sano y salvo.

Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora