Momentos [Dylmas]

Roles.

Se queda solo en clase, todos están viendo el concurso de talentos que el instituto ha organizado para esa semana de canavales, pero Thomas está demasiado cansado por los exámenes como para asistir. 

Siente a alguien entrar, no levanta la cabeza, cuando su profesor de lengua y literatura se sienta en su mesa no puede más que sentirse sorprendido y algo excitado. Es la primera vez que Dylan O'Brien y él están a solas después de haberse pasado casi dos años tirándose fichas de manera muy profesional y casi tan disimulada que ya querrían los más profesionales.

- Profesor – murmura.

- Sólo estás tú – contiene un gemido por el tono ronco.

- Eso parece – afirma. 

- ¿Bella tampoco está? - pregunta sacando el ordenador y conectándolo a la corriente.

- Está enferma – dice, finalmente.

Dylan suspira de alivio, le gusta cuando ella no está porque puede mirar a Thomas hasta cansarse sin correr el riesgo de alguien lo notara. Bella es la única que está tan pendiente del rubio, aparte de él mismo, claro, como para suponer un peligro para su secreto. El problema es, ahora que se para a mirar otra cosa que no sea Thomas, que también falta el resto de la clase por lo que están solos: ellos dos y el ruido.

- Puedo hacer que el mundo se calle.

- ¿Cómo? - Dylan ve a Thomas sacar de nuevo los cascos y ponérselos al mismo tiempo que le da al play.

Incluso él desde donde está, que tampoco es muy lejos pues Thomas está sentado justo en la mesa de enfrente, puede escuchar la música.

¿Cuándo había empezado a mirarlo tanto? ¿Cuál fue la primera vez que descubrió que apartar la vista de Thomas le costaba horrores? ¿La primera vez que pensó en su delicado cuerpo debajo del suyo mientras le agarraba el culo? ¿La primera vez que deseó que aquellas sonrisas fueran para él? ¿La primera vez que sintió celos al ver como Bella lo besaba? ¿La primera vez que sintió el impulso de hacerlo? Es tan triste no recordarlo, significa que hace muchísimo tiempo desde la primera vez a la que le han sucedido unas cuantas más.

- Te deseo, Thomas, no te haces idea de cuánto - susurra, no lo suficientemente alto como para ser oído, pero la cara perpleja del rubio le indica que lo ha escuchado.

- Profesor O'Brien, ¿qué...?

- ¿Tú no habías silenciado al mundo? - murmura a regañadientes tapándose la cara con las manos.

- Pero el cambio de canción...

Derrotado por los segundos que tarda una canción en terminar y otra empezar.

- Será mejor que olvides lo que acabas de oír.

- ¿Por qué? – responde mientras se pierde en la intensidad de aquellos ojos pardos.

Quita las manos de su cara, se levanta de la mesa y se coloca a la altura de Thomas... ¡qué difícil es no besarlo! Deberían regalarle un premio a su autocontrol.

- Por tres razones: soy tu profesor y tú eres mi alumno, además de que te paso algunos años; por si eso no fuera suficiente, tienes novia y – traga saliva, odia exponerse tanto - no estoy preparado para oír una negativa.

Se queda perplejo y el aire no le llega a los pulmones, por lo que la falta de oxígeno no le permite pensar con claridad, pero Thomas está profunda y locamente enamorado del hombre que está delante suya: tiene novia porque Will le aconsejó que empezara a salir con Bella para así disimular lo que siente por Dylan; no le importa la diferencia de edad porque le faltan solo unos meses para ser legal y dejar el instituto así que el profesor puede hacerse una idea de lo poco que ha considerado la existencia de esos roles; por supuesto, lo último que tiene para Dylan O'Brien es una negativa. El adulto se pregunta por qué no dice nada y sólo le observa con la mirada perdida. 

Además, él no puede apartar la mirada de los sonrosados labios que Thomas se relame, quizás buscando fuerzas para hablar. Eso derriba todas sus defensas, acaba con la distancia existente entre los dos y, en cuanto sus labios se encuentran, Dylan sabe que seguir su impulso es un error porque ahora no será capaz de parar.    

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