FBI.

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Newt se muerde el labio para no gemir cuando siente la fría temperatura de la pared traspasar la fina tela de la camisa blanca que lleva ese día, Stiles lo agarra fuerte de los brazos a la vez que le mete la lengua en la boca y él siente que la erección dentro de sus pantalones es cada vez más grande. Y joder, joder, joder, no deberían estar haciendo este tipo de cosas en el trabajo, pero maldita sea Stiles Stilinski y lo bien que le queda un jodido esmoquin.

El moreno se aleja cuando el móvil de ambos vibra, se separa de golpe mientras descuelga la llamada y apoya su frente en la del rubio que opta por respirar profundo y tratar de calmarse.

- ¿Scott? - saluda, pero su rostro enseguida se vuelve serio por lo que Newt empieza a pensar en perritos abandonados bajo la lluvia para que el tamaño de su pene regrese a la normalidad. Casi lo ha conseguido cuando Stiles cuelga.- Lo siento, ha aparecido una nueva pista sobre el caso - besa sus labios con la suavidad que no tuvo antes.- Pero esto no termina aquí, rubio - lo palmea en el culo agarrándolo con fuerza de las nalgas y frotando sus erecciones justo antes de separarse y con una sonrisa traviesa salir del baño de hombres.

Newt gime y se deja deslizar hasta el suelo, menos mal que los encargados de la limpieza tienen ese lugar como los chorros del oro.

Se da suaves golpes contra la pared, recordando cómo empezó todo.

31 de diciembre de hace año y medio, la quinta planta del edificio de una de las empresas con mayor éxito de la ciudad explota causando diez muertes y diecinueve heridos al instante. Los bomberos llaman al cuerpo de policía porque tienen una buena descripción del sujeto.

- Stiles - el sheriff llama a su hijo que mira absorto cómo las llamas se tragan el edificio poco a poco.- Varón blanco con pelo oscuro, metro ochenta, aparenta treinta y poco. Tiene una herida de bala en la pierna izquierda, no debería ser difícil de localizar.

- Captado, jefe - hace el saludo militar y Noah niega con la cabeza resignado.- ¡Hey, Scotty, tenemos trabajo!

El de piel morena, distraído mientras habla con Gally, gira la cabeza hacia su compañero y asiente.

- Ah, llevaos a Gally - pide.- Su nuevo compañero está de camino.

- Por supuesto, vamos, grandullón.

El aludido pone los ojos en blanco.

- De verdad que tienes que dejar de llamarme así.

- Nunca.

No muy lejos de allí, apenas unas manzanas, un rubio con abrigo largo corre todo lo rápido que puede esquivando la gente que va encontrando y que no deja de curiosear sobre la explosión que prácticamente ha sacudido la ciudad. Su teléfono móvil suena, lo consulta sin dejar de correr: es la descripción del posible sospechoso y un par más de instrucciones.

Aminora el paso sin detenerse del todo cuando alguien le embiste y los dos caen al suelo. El entrenamiento que ha recibido permite que Newt se ponga en pie enseguida, dispuesto a disculparse cuando sus ojos chocolate recorren a la otra persona.

Hombre blanco. Con un disparo en la pierna.

- Hay que joderse.

El sospechoso reacciona entonces y saca la pistola, Newt levanta las manos al momento que el gatillo es apretado. Casi no puede creer su suerte cuando la pistola se encasquilla. El rubio toma impulso para llegar hasta el sospechoso que está tan confundido por el desarrollo de los acontecimientos que no espera el rápido acercamiento ni el golpe que le obliga a soltar la pistola ni el siguiente que le rompe la nariz y lo tira al suelo. Aleja la pistola de una patada mientras desenfunda la propia y apunta.

Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora