FCT IV

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Thomas suspira saliendo del baño y secándose las manos. Tan distraído que no reacciona a las manos que lo empujan dentro de nuevo y cierran la puerta con rapidez y demasiada fuerza.

- ¿Pero qué...? - masculla, hasta que reconoce los múltiples lunares de la piel pálida que sus ojos abarcan.- ¿Dylan?

El aludido lo coge por los hombros y lo coloca contra la puerta, tapándole la boca con una mano y colocando un dedo en sus propios labios pidiendo silencio. Thomas asiente, intrigado.

Dylan respira muy rápido y más de una vez carraspea para tratar de llenar sus pulmones de aire. Así que el rubio se dedica a observar su rostro ligeramente sonrojado, las gotas de sudor que caen por sus sienes y el cálido aliento que choca contra sus labios. Cuando considera que el "peligro" ha pasado, suspira y vuelve a centrar sus ojos en Thomas.

- ¿Me explicas ahora qué está pasando? - pregunta en un susurro.

- ¿Sabes la chica que llegó nueva esta semana? ¿Para las prácticas de psicología?

Sí, algo de eso tiene entendido aunque no ha coincidido así que ni idea.

- Pues quiere una cita - masculla, dejando caer la cabeza sobre el hombro de Thomas que siente la conocida garra de los celos apretar su corazón, un sinsentido porque él y el moreno no son nada.- Aparece en cada clase que tengo - ladea la cabeza en dirección al cuello de Thomas, sintiéndolo tenso.- Vengo del gimnasio, por eso la prisa.

- ¿Y tú no quieres? - se atreve a preguntar.

- ¿Si no quiero el qué?

- Una cita con ella - cierra los ojos, concentrado en el aliento de Dylan que calienta la piel de su cuello.- Es bastante guapa.

Dylan sonríe y besa el cuello de Thomas con suavidad que gime sorprendido y tiembla por la repentina excitación.

- No, sin embargo... - lame desde la base del cuello hasta el lóbulo de la oreja, satisfecho por el estremecimiento de Thomas entre sus brazos.- Sí que llevo tiempo deseando tenerte justo donde estás ahora mismo - murmura con voz ronca, besando la mejilla contraria y colocándose a un suspiro de sus labios, sus narices rozándose con suavidad.

- ¿Querías... tenerme contra una puerta? - se atreve a preguntar Thomas.

- Contra cualquier superficie, en realidad.

Thomas se mueve y siente la excitación de Dylan en su pierna.

- Joder, Dyl.

Pero alguien toca la puerta con fuerza y ambos se quedan estáticos.

- No parece haber nadie, pero la puerta no abre - escuchan.- Llama al chico de mantenimiento. Yo vuelvo a la clase que están solos.

Esperan cinco minutos en silencio antes de hacer cualquier movimiento.

- Ahora hay que salir - acepta Dylan, acariciando su mejilla.- Pero tenemos que terminar esta conversación.

Le permite alejarse de la sólida superficie y sale del baño después de una última mirada. Thomas se queda allí, asimilando lo que acaba de pasar y tratando de recuperar la fuerza en sus piernas.

- Joder, Dyl - repite, abriendo el grifo del lavamanos y poniéndose agua fría en la cara y en el cuello.
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Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora