Inesperada visita (parte 2/3)

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Y allí estaba aquél necio sentado encima de la alacena con un hielo sobre la lengua y acariciando lentamente su mejilla. Por otro lado estaba Abby, cruzada de brazos y moviendo su pie derecho; se sentía incómoda.

-Todo lo resuelves con golpe, parece una salvaje -espetó Erick molesto.

-Es mi defensa contra acosadores como usted -se defendió la ojiazul.

-No sé porque es tan difícil todo contigo -Inquirió entre dientes para no ser escuchado, pero Abby tenía unos oídos agudos y podía escuchar todo a una lejanía exacta.

-Eso se debe a que usted no me gusta, ¿no entiende?.-Respiró profundo y lo miró enojada-. Quiero que entienda que no me gustan los acosadores, idiotas y tontos, usted me asquea sin ofenderlo, su personalidad es tediosa.

Erick se silenció, por más extraño que pareciera, aquella verdad le chocó directamente en la cara, reflejando el rechazo que ha llevado de por vida por actuar de esa manera; ¿qué tenía de mal ser divertido y ver la vida de una manera ordinaria? ¿qué tenía de mal intentar ser diferente y a la vez único?, no pensaba cambiar su personalidad para consentir a una simple sirvienta.

-La vida nos hace así, apostaría que antes de usted tener ese escudo de protección y rechazo hacía otras personas, había un corazón más noble, más entregado a la vida, pero sé que alguien lastimó su corazón y por eso actúa así...¿No?

Abby pensaba objetar pero lentamente cerró su boca, no tenía ganas, ni quería responder a aquello; él había acertado. Recordó inevitablemente a aquél chico que había robado su corazón y parte de ella, que se robó sus fantasías e ilusiones.

Paralizada, inestable e ida de la realidad, así estaba ella, pensativa y distante. Erick aprovechó de lo irracional que ella se encontraba y se acercó pasivamente.

-¿Recuerdas ese día cuando ese hombre te rompió el corazón y te dijeron que no te preocuparas, que llegaría alguien mejor? -le preguntó tomando su mano, ella más tranquila se la confió, asintiendo con sus ojos aguados.

-S...si -dijo temblorosa.

-Pues ya llegué, nena -susurró acariciando su mejilla. Abby reaccionó y lo apartó de ella.

-Usted está loco, totalmente loco.

Salió corriendo hasta la habitación en donde dormiría; allí se encerró dejando su cuerpo apoyado de la puerta, respirando con dificultad, se desconocía totalmente.

...

Erick esa noche durmió como todo un bebé, arropado y abrazado de sus almohadones enormes de plumas, y claro, acabó la noche con dos pajas al nombre de aquella testaruda.

Al amanecer decidió no seguir de luto, encontró su café y tostada preparada -algo que agradeció, ya que moría de hambre-. Abby por su parte se mantuvo en silencio y distante de él, aunque ya él lo sabía.

-¿De quién es la moto en que viniste? -preguntó curioso mientras tomaba de su café.

-Eso no le incube, supongo -respondió ella malhumorada.

-Si me incube, necesito saber si no es de algún novio agresivo; en realidad no sé como una chica tan femenina anda en motos, eso déjaselo a los hombres.

Ella le lanzó una inquietante mirada.

-Aparte de todo eres machista, no me sorprende. Déjeme decirle que el hecho de manejar una moto, no me hace marimacho, simplemente me sé defender -respondió en defensa, a lo que Erick se rió secamente.

-Patético, creo que... -No Acabó de decir nada pues su teléfono se había encendido alertando una llamada de Katia. Él se rió y contestó -: hola Katy.

Enseñame A Ser Tu Hombre (Libro2) Terminado✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora