Irresistible propuesta. cap 9

16.4K 1.3K 275
                                    

Hola, realmente necesito que me comenten mis niñas. Me siento sola cuando subo la historia y casi mil personas la leen y quizás 30 votan y otros 10 comentan.

Esa fue una de las razones por la cual me aferré a Enseñame a seducir, porque me dejaban sus cariños y cuando todo acabó no recibí los mismos gestos, y sentí que mi inspiración se había muerto durante el año que pasó. Ahora escribo para mi, porque me leo yo misma, pero también para ustedes porque también me leen.

Les dejo este capítulo, avisando que ya si empieza lo bueno. Que se descubrirán secretos y quizás hayan unos enfrentamientos.

...

Tragó seco a la vez, y esbozó una sonrisa nerviosa. Ante ella estaba Daniel, charlando amenamente con su padre.
Daniel quién la vió llegar, fue hasta ella para ayudarla con su bolso, en vista de su silencio, habló:

-Hola, Alba.

Ella sonrió nerviosa y agregó -: Hola, no esperaba verte aquí. Pensé que tú...

-Sí sé que no me esperabas, también pensé que me llamarías y nunca lo hiciste. Hace poco llegué del aeropuerto y pasaba por esta calle, no podía evitar visitarte.

Era cierto lo que Erick decía, pero en vista de que su proyecto había acabado antes, decidió regresar sin avisarle a su amigo para evitar interrupciones. Deseaba dedicarle esa noche a esa chica tan hermosa.

-Eres... -no pudo hablar, estaba tan entretenida mirando su cuerpo de Adonis, que las palabras se las llevaba el viento. Admiró su camisa celeste tan ajustada a su musculatura. Y que decir de sus pantalones negros, la cual la tuvo mirando desde arriba hasta abajo, y así se mantuvo hasta darse cuenta de que él le sonreía descifrando esa mirada-. Eres oportuno, si eso eres.

Daniel dejó escapar una risa y ambos entraron. Abby Miró a su padre y fue hasta él para abrazarlo.

-Hola mi papi hermoso. -lo llenó de besos y observó que en la mesa había dos regalos y confundida se apartó de él-. ¿De quienes son esos regalos? - preguntó.

- Ah, son míos, bueno se los traje a ustedes.

Abby no sabía cómo sentirse, si halagada o ofendida. Realmente estaba batallando por no hacerse sentir tan vulnerable.

-No debiste, creo que...

-Sí debía, ahí hay algo que estoy seguro que ambos no podrían rechazar.

Daniel puso el bolso en la pequeña mesa y tomó el regalo que era para "su futuro suegro", así él lo aseguraba. Don Gonzalo tomó el regalo y se sintió algo feliz de que alguien fuera de su hija le diera algo.

-Gonzalo, estos regalos no son más que algo material, pero es algo que sé que tendrán. Y Alba, este es para ti. Estamos entrando a víspera navideña, y falta poco para la cena de Pascuas. Así que, abran el regalo y luego le diré mi propuesta.

Abby recordó la mentira sobre su nombre y su padre pudo recordarlo, pero no quisieron interrumpir a Daniel. Ya luego le explicaría.
Y sí, la Pascua estaba a vuelta de la esquina. Ya se sentía el frío del invierno aproximándose. Ya se podía sentir ese toque navideño. Sin embargo, desde que Abby llegó a ese país supo que ahí celebraban diferente a como en su país suelen celebrarlo. Se dio cuenta de que a veces adaptarse a otro lugar, no era tarea fácil. Y solo estaba su padre y ella. Cada Navidad así estaban ambos, los dos cenando solos y recibiendo cada año nuevo.

Abby tomó el regalo y sonrió, sabía que él lo hacía con buena intención, ella podía leer sus ojos, de como él la miraba; no era tonta, sabía que Daniel estaba totalmente interesado en ella. Pero, ¿ella también lo está?. Miró a su padre y con la aceptación de su mirada, abrieran ambos regalos. Gonzalo sonrió al ver una camisa roja manga larga, un pantalones de tela color negro y unos zapatos del mismo tono. Sintió felicidad, pero a la vez no lograba entender el por qué hizo ese gesto. Y Abby, ella estaba totalmente roja, con los ojos cristalizados. Levantó aquel vestido del mismo color que la camisa de su padre: rojo. Era largo, y de espalda afuera. Su escote tenía una forma en "V". Luego miró unos tacones preciosos: dorado, con varias tiras en diamantes de cristal que cubriría el pie hasta el tobillo. Y justo su medida. ¿Cómo él sabía?

Enseñame A Ser Tu Hombre (Libro2) Terminado✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora