Enseñame A Ser Tu Hombre (Libro2) Terminado✔

Ironía (parte 3/3)

Abby llegó a primera hora en su casa, pudo ver al chico que le había prestado la moto, este la esperaba con una sonrisa plasmada. Se acercó a ella notando lo atrevida y decidida que se veía en la moto.

-Veo que tienes palabras. Yo soy bastante considerado con las personas leales, y tú lo eres, por eso me he propuesto a cuidarte desde las sombras, aquí no solo tienes guardianes, también amigos, independientemente de lo que hagamos -le dijo para luego tenderle la mano, ella con sumas dudas miró su mano y luego sus ojos, le correspondió, quizás algún día necesitaría de su ayuda.

-Gracias, sin tu ayuda hubiese perdido mi trabajo -respondió la castaña agradecida con su amabilidad. Él por su parte sonrió de lado.

-Creo que nunca nos presentamos, mi nombre es Blake, estoy a tu disposición -mencionó dejando que esta ya soltara su mano ante la tensión de la mirada de este chico.

No evitó observar ese tatuaje de tinta negra sobre a un lado de su rostro. Su largo cabello al estilo hippies, lograba darle ese toque diferente. Parecía ser un chico rebelde, sin embargo no era más que la cabecilla principal de un grupo de jóvenes perdidos en el abismo de la ventas prohibidas de dicha ciudad. Pero más adelante hablaremos de este personaje.

-Me llamo Abby, un placer nuevamente.

La chica finalizó su saludo y se hizo a un lado para seguir a su camino; ella deseaba con ansias lanzarse en la cama y dormir, había tenido un día horrible.

Lo primero que hizo al llegar ante la puerta, fue verificar que no haya nadie observándola, pues varias veces se escuchaban los murmullos de las vecinas chismosas, las cuales podían hacer el papel perfecto de cámaras de seguridad.

Abby sacó las llaves y la llevó directo al manubrio, un clic bastó para abrirla y dejar escapar un suspiré alentador. Se encerró dejando el bolso en el sofá y caminando hasta la habitación.

-¡Papá al fin estoy...! ¡Papá! -gritó cuando encontró a su padre desmayado en el suelo. Corrió hasta él y revisó su pulso, estaba todo bien, pero el desespero la cegó y promovió su cuerpo varias veces.

En vista de que su padre no reaccionaba, tomó el teléfono y llamó a emergencia.
Explicó desesperada su situación y les respondieron que guardara calma, que mandarían una ambulancia en poco tiempo. Estaba cansada de escuchar esas palabras, en su ubicación tardarían largos minutos en llegar, y por tales razón ella corrió en busca de alcohol, tomo un paño y lo untó al alcohol, para despues hacer que su padre exhalara el fuerte olor. Regó agua sobre su frente y presenció la recuperación de su padre, quién lentamente abría sus ojos. Agradeció a Dios y lo abrazó dejando escapar un grito de dolor y felicidad.

-¡Ay papá me asustaste, no sabes cuanto! ¿dime qué te paso?

Su padre miraba al alrededor en una forma ida, no recordaba lo sucedido.