#11

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Corres en seguida esconderte en los servicios.

Unos breves instantes después, oyes los silbidos burlones del asesino muy cerca de dónde tú te encuentras.

"Oh, Dios mío..." piensas para tus adentros, formulando interiormente una desesperada plegaria "¡Que no me descubra, por favor!"

Escuchas como tu perseguidor abre la puerta que conduce al depósito, para luego ir desvaneciéndose lentamente el eco de sus pasos conforme va bajando las escaleras en dirección al sótano. Tal parece que él contaba con que tú te esconderías en dicho lugar.

Suspiras aliviada, pero es muy pronto para cantar victoria: Sabes que en cuanto el asesino se dé cuenta de que no estás en el sótano, no tardará en retomar su búsqueda, razón por la cual debes actuar ya mismo...

¿Deberías intentar llamar a la policía por ayuda? Si es así, lee la parte #14.

Si intentas huir ya mismo del edificio, lee la parte #17.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora