#25

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¡CRACK!

El asesino acaba de derribar la puerta, pero apenas él intenta ingresar a donde te encuentras, tú consigues golpearle en el rostro con la tapa de la cisterna del inodoro, destrozando su máscara.

La fuerza y precisión del golpe ha sido tal que incluso has conseguido derribarle, pero no es momento de festejar sino de huir, por lo que procedes a escabullirte del baño en un santiamén.

De alguna manera, consigues abrirte paso a través de la oscuridad, llegando así hasta la planta baja del edificio donde trabajas, saliendo fuera del mismo en tiempo récord.

Corres y corres sin parar a través de la cuadra, y para tu alivio alcanzas a escuchar el ruido de unos coches patrulleros acercándose.

— ¡Auxilio! ¡AUXILIO! —gritas tú a viva voz.

En esos momentos, una sombra se abalanza sobre ti, como una fiera salvaje: ¡Es el asesino!

Lo que sucede a continuación se produce con tal rapidez que apenas si consigues comprender lo que pasó...Tras un breve forcejeo, tu atacante consigue herirte gravemente en un costado, pero es entonces cuando los policías descienden del patrullero, y uno de ellos empieza a dispararle al asesino, acribillándole.

El asesino se desploma a tus espaldas, mientras tú te desangras lentamente.

Un policía corre hacia ti, intentando asistirte:

— ¡Resista por favor, señorita! —te dice—. ¡La ambulancia ya está en camino!

Esas son las últimas palabras que escuchas antes de perder el sentido.

Lee la parte #38.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora