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—Saludos amor mío...—Te dice entonces el asesino, haciéndote una reverencia—. Ya casi no podíamos esperar por tu llegada. Pero ya que finalmente estás aquí, permítenos presentarte a nuestros dos invitados, quienes te ayudarán a superar tu última prueba, la que nos mostrará la clase de persona que tú eres en realidad...

Y habiendo dicho esto, él procede a descubrir el rostro del primer rehén: Se trata de un hombre calvo de mediana edad, en cuyos ojillos grises aparece dibujada una expresión de terror profundo, casi incontrolable. Él lleva la boca amordazada y al momento de verte te dirige una serie de grititos ahogados y patéticos. Seguramente han de ser súplicas desesperadas, pero no hay nada que puedas hacer al respecto por él. De hecho, ni siquiera tienes la certeza de si podrás salir viva de la situación en la que estás metida ahora mismo.

—Este es Guzmán Sachs, juez de la suprema corte...—te explica entonces el asesino, mientras le apunta con el cañón de su pistola al aludido—. Uno de los jueces más corruptos de la historia de nuestro país, si se me permite el atrevimiento. Gracias a él, no solamente numerosos criminales entre los que se encuentran numerosos sicarios, violadores de niños e incluso traidores a la patria han logrado eludir la justicia, sino que también se ha esmerado en perjudicar a muchas personas honestas, dictando sentencias particularmente abusivas para quienes eran víctimas de usureros, estafadores y demás escoria...Este hombre se ha beneficiado con la degradación moral de nuestra nación, permitiendo que las leyes sean groseramente pasadas por alto, valiéndose de su posición para enriquecerse a costa del sufrimiento de una buena parte de la población...

Gustav Sachs...Tú has escuchado ese nombre en varias oportunidades, habiendo sido su nombre mencionado en un buen número de reportajes vinculados a casos policiales cuya resolución casi siempre resultaba de lo más injusta e insatisfactoria. Es un hombre despreciable ciertamente, pero te sorprende que haya sido capturado por este par de asesinos. Por lo general, esa clase de hombres, corruptos pero poderosos casi nunca terminan siendo víctimas de algún criminal, pasando tranquilamente sus días mientras otros son los que sufren las consecuencias de su ineptitud y codicia. Si no fuera porque tu propia vida también está en riesgo, tú considerarías la presente situación como una evidencia de que el karma existe después de todo.

—Nuestro segundo invitado tampoco es un santo precisamente... —anuncia el asesino, mientras revela el rostro de su segundo prisionero, un viejo de gesto altanero que le dirige una mirada cargada de odio a sus dos captores. De no estar amordazado, seguramente ahora mismo estaría gritándoles toda clase de insultos.

—Te presento a Benigno Roca, dueño de la empresa minera "Nevados Azules"...Un nombre muy encantador e inocente ¿No es así? En especial tomando en cuenta todo el daño que la labor de sus subordinados ha ocasionado en tantas poblaciones rurales, cuyos habitantes han debido ver durante los últimos quince años como su ganado moría, como sus lagunas eran envenenadas, como sus hijos se enfermaban, sin que el gobierno hiciera nada por ellos. Y esa falta de reacción se debió más que nada a los jugosos sobornos que les entregabas a las autoridades correspondientes, ¿No es así, maldito bastardo? Y lo más grandes sobornos los recibía tu amiguito aquí presente, el gran juez Sachs...Pero ahora ni todo el dinero del mundo podrá salvarles del castigo que les espera a ustedes dos, miserables hijos de puta...

Y no bien esas últimas palabras terminan de ser pronunciadas, el cómplice del asesino da un paso adelante, dejando caer a tus pies un paquete de cartón.

—Ábrelo. —Te ordena aquel enigmático personaje, sin dejar de apuntarte con su arma.

Revisas el interior del paquete, extrayendo del mismo una pistola.

—Es para ti, amor...—señala el asesino—. Esta será la herramienta que deberás usar para tu prueba final. Úsala para matar a estos dos cerdos codiciosos...

Si obedeces la orden del asesino y matas a Guzmán Sachs y a Benigno Roca, lee la parte #73.

Si intentas dispararle a uno de los asesinos, lee la parte #83.

Si no sabes que hacer, lee la parte #85.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora