#12

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En cuanto recobras el conocimiento, descubres que estás recostada sobre un mullido colchón, en alguna clase recinto débilmente iluminado. A lo lejos se escucha el débil goteo de una cañería rota.

¿Qué es este lugar?

Sientes mareos y dolor de cabeza al momento de incorporarte del lecho, razón por la cual tienes que apoyarte en una de las paredes más cercanas, descubriendo así que la misma se encuentra tapizada con numerosas fotos en las que tú apareces, y muchas de las cuales están garrapateadas con corazones y grandes letras rojas, las cuales conforman la siguiente serie de frases: "TE VENGO OBSERVANDO DESDE HACE MUCHO TIEMPO", "SIEMPRE TE HE AMADO", "ES HORA DE QUE CONOZCAS MI MUNDO", "NUNCA TE DEJARÉ IR. JAMÁS TE DEJARÉ IR HASTA QUE SEAS MÍA."

—Oh Dios...—murmuras, con el corazón lleno de angustia, aterrada al comprender lo que está sucediendo—. Esto no puede estar pasando...

Ya es bastante aterrador el hecho de ser asediada por un homicida serial. Enterarte de que ese mismo homicida está obsesionado contigo tan sólo contribuye a aumentar el terror que sientes al respecto.

En verdad desearías que esta experiencia no fuese más que un mal sueño del que no consigues despertar todavía. Y cuando por fin te resignas a afrontar la terrible realidad que ha tocado vivir, no puedes sino sentirte invadida por el sobrecogimiento al saber que tarde o temprano tendrás que hacerle frente a cualquier cosa que pudiera estar esperándote fuera de esta habitación. Pero aun así prefieres intentar escapar que seguir quedándote esperando a la persona que te ha llevado hasta ese sitio tenebroso vuelva por ti.

Todo tu cuerpo se ve invadido por un ligero temblor en cuanto tus manos rodean la perilla de la puerta, la cual para tu sorpresa no se encuentra cerrada con llave. Y en cuanto la abres, descubres frente a ti un extenso pasillo bañado en sombras.

Lee la parte #17.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora