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—Si fue un acto de justicia verdadera...—replicas tú inmediatamente, de forma decidida—. Ese sujeto despreciable merecía completamente la muerte miserable que le di...

Tu respuesta parece haber dejado muy satisfecho, quien apoyándote la mano sobre el hombre, te dice lo siguiente:

—Tal parece que no nos hemos equivocado con respecto a usted. En lo más profundo de su corazón, su espíritu es el de un verdadero seguidor de Shamash...

Martínez te habla entonces de su agrupación, la cual ha existido como una secta religiosa secreta desde hace varios milenios, pero tan sólo recientemente sus miembros han comenzado a operar activamente por la transformación de la sociedad durante los últimos años, hartos finalmente de presenciar la eterna repetición de las mismas injusticias a lo largo de los siglos.

—Nosotros creamos la figura del asesino de la estrella roja que viene aterrorizando a esta ciudad corrupta como nuestro primer símbolo transformador: Ninguno de los asesinatos cometidos por mí o por mi cómplice han sido realizado sin justificación, puesto que cada una de nuestras supuestas víctimas era en mayor o menor grado cómplice de la degradación moral de nuestro país...Todos ellos eran o bien ladrones, o abusadores sexuales de niños, o incluso encubridores de más un político corrupto, manteniendo ante la sociedad la imagen de personas respetables, logrando eludir la ley gracias a la corrupción de nuestras instituciones, pero por primera vez en mucho tiempo hemos logrado infundir miedo en los corazones de estos bastardos al aplicar nuestra forma de justicia, que con el tiempo esperamos consiga imponerse por encima del relativismo moral tan presente en estos días, que solamente sirve para reforzar la indiferencia de la población, perpetuando así un ciclo decadente...

Dichas palabras te producen un gran y profundo entusiasmo, pero aun así hay muchas cosas que todavía no comprendes: El porqué de tu secuestro, el porqué de las pruebas a las que fuiste sometida, y lo más importante de todo: ¿Por qué razón fuiste tú la persona específicamente escogida para llevar a cabo semejante rito de iniciación de entre los millones de habitantes de la ciudad en la que vives?

Al oír tus preguntas, Martínez deja escapar una risita divertida:

—Yo creo que usted se subestima demasiado. A decir verdad, necesitamos más gente como usted...gente común, perjudicada por este sistema enfermo e hipócrita. Y debo decirlo, mientras asumí el rol de un simple conserje, tuve la oportunidad de escuchar muchas conversaciones hechas en mis diferentes sitios de trabajo, destacando las suyas por encima de todo aquel cúmulo de banalidades...Usted es una de las pocas personas que yo he tenido la oportunidad de conocer que pareció mostrar una preocupación genuina por el creciente índice de criminalidad y corrupción que ahoga esta sociedad a un punto enfermizo...No me sorprende que mi joven pupilo aquí presente haya terminado poniendo sus ojos en usted...La suya es verdaderamente un alma noble, una piedra preciosa en medio de un océano de fango. Pero era necesario poner a prueba su alma...Demostrar que tan lejos estaba usted dispuesta allegar con tal de hacer valer la justicia que ya ha dejado de interesar por completo a quienes ahora tienen el poder...

— ¿He pasado la prueba entonces?

—La ha superado con creces...

El resto de aquella madrugada, Martínez te explica que aparte de él y Domingo Menéndez, la orden de Shamash tiene cientos de integrantes en diferentes partes del país, e incluso algunos en el extranjero, quienes permanecen realizando una labor de incognito, brindándoles información y apoyo económico.

—Pocos lo saben, pero el anciano dueño del matadero en donde nos encontramos ahora mismo le cedió en herencia este lugar a uno de nuestros cómplices encubiertos, y él permitió que realizáramos aquí nuestras ejecuciones. De hacer falta eliminar las evidencias aquí reunidas en nuestra contra, el lugar está repleto de explosivos, que fulminarán toda prueba de cualquier cosa que aquí haya sucedido...

Martínez se ofrece entonces para entrenarte de la misma manera que lo hizo con Domingo Menéndez, a fin de convertirte en una asesina experta que liquide a la escoria de la sociedad, presente tanto en las bajas como las altas esferas, siendo en realidad las dos caras de una misma moneda. Y estando dispuesta como estás a combatir contra su miserable tiranía, aceptas dicha oferta sin siquiera pensártelo dos veces.

Lee la parte #100.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora