#87

35 0 0
                                    

—De acuerdo...—dices con voz débil, sintiéndote casi al borde de la muerte—. Me...uniré a...su causa...

Apenas si consigues terminar esa última frase. El dolor que te embarga es insoportable y ahora tú estás a punto de perder el conocimiento. Mientras tanto, el cómplice del asesino extrae entonces de un compartimiento escondido en una de sus botas una pequeña jeringuilla de plástico que se apresura a clavar cerca de tu herida. El líquido contenido en dicha inyección te produce un efecto anestésico, menguando en parte el intenso sufrimiento por el que estás pasando, pero de todas formas las fuerzan siguen abandonando tu cuerpo, al punto que no tardas en perder el sentido.

Cuando vuelves en ti, descubres que te encuentras recostada en la misma habitación donde despertaste antes de tu "prueba final": Un recinto finamente decorado, adornado con res pinturas al óleo representando escenas bíblicas. Intentas incorporarte, pero un fuerte dolor a tu costado te lo impide.

—No te muevas—te ordena una voz, y tú vuelves la mirada, descubriendo entonces que el cómplice del asesino se encuentra contigo en la habitación, trayendo consigo una caja llena de instrumentos médicos y vendajes ensangrentados—. He logrado extraer la bala, pero todavía es muy pronto para cantar victoria...Eso sí, debo admitir que me sorprende mucho su resistencia. He conocido a muchos hombres que han muerto por mucho menos que esto. Su voluntad de vivir es asombrosa...

—G-Guárdese sus halagos...—le respondes tú, antes de verte invadida nuevamente por el dolor.

— ¿No le advertí acaso que no debía moverse? Su curación aún no ha terminado...

El cómplice del asesino vuelve a inyectarte con el anestésico, dejándote en un estado de semiinconsciencia dentro del cual la realidad misma parece haber adquirido tintes ilusorios.

— ¿Qué es lo que usted pretende? ¿Qué va a hacer conmigo? —eso es algo que quisieras preguntar, aunque no estas completamente segura de haberlo hecho.

—Por ahora, mi único anhelo es salvar su vida, mi joven amiga...Cualquier otra cosa vendrá después...—te responde el cómplice del asesino, o al menos esa es la respuesta que tú crees haber escuchado, antes de empezar a caer dentro de una profunda ensoñación, de la cual no estás enteramente segura si serás capaz de despertar.

Sabes que aún en el caso de lograr sobrevivir a esta situación, seguirás siendo prisionera de un peligroso homicida del cual has prometido volverte discípula, razón por la cual seguramente él hará todo lo posible para convencerte de aceptar su retorcido de la justicia, pero tú estás dispuesta a resistir.

En todo caso, mientras sigas con vida, seguirá existiendo la esperanza de que puedas recuperar tu libertad algún día, por muy pequeña e improbable que esta pueda parecer. Y tú estás dispuesta a aferrarte con toda la fuerza de tu ser a dicha convicción, sin importar lo que ocurra.

¿FIN?

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora