#114

43 3 3
                                    

Muchas de las cosas que Rodrigo te cuenta esa noche te producen una gran sorpresa y desconcierto: Al parecer, poco después de que tú dejases la ciudad, Rodrigo y su madre empezaron a recibir una serie de llamadas y correos electrónicos amenazantes: Tales amenazas motivaron al joven a abandonar del todo su actividad en las redes sociales, cambiándose también su número telefónico (Hecho que explicaría por qué no ha contestado ninguno de las llamadas y mensajes que le enviaste a lo largo de todo este tiempo)

Y sin embargo, a pesar de tales precauciones, el asunto llegó a tomar tintes mucho más extraños y macabros poco tiempo después, cuando a la casa de Rodrigo llegó un paquete misterioso en el que estaban contenidos los cadáveres de aves y ratas en avanzado estado de descomposición.

—Imagínate encontrar una cosa así en la entrada de tu casa...—te comenta Rodrigo, con profunda indignación—. Era una forma de torturarnos...De ver cuánto podríamos soportar, antes de volvernos locos, o morirnos de terror...Mi pobre madre...No fue justo que la involucrasen en medio de algo tan horrendo...Ni siquiera...ni siquiera le dejaron tener paz en sus últimos días, los muy bastardos...

Por un momento, Rodrigo parece estar a punto de desmoronarse. Tú te acercas a él, apoyando tu mano sobre su hombro derecho, al tiempo que dices:

—Rodrigo... Siento mucho que tú y tu madre hayan tenido que pasar por una situación horrible. Ojala hubiera algo que yo pudiera hacer al respecto...

-No te preocupes...—responde él con tono gentil, aunque también melancólicamente resignado—. Mi madre se encuentra ahora en un mejor lugar, donde nunca más podrán llegar las amenazas de esos malditos enfermos...

Tras un breve instante de silencio, durante el cual tú te sientas a su lado, estrechando su mano, Rodrigo sigue contándote más cosas, hablándote de las numerosas investigaciones periodísticas que sacaron a la luz la existencia de una especie de "culto" clandestino que supuestamente sería liderado por nada menos que el propio asesino de la estrella roja.

— ¿Te acuerdas de esos matones con máscara que intentaron atacarnos esa vez? Ellos eran parte de ese grupo... El acoso de sus "hermanos de fe" surgió a raíz del testimonio que di en un reportaje televisivo contando nuestro encuentro con esos sujetos...Pero por entonces yo no sabía nada del culto ese. De haber estado enterado antes, jamás me habría involucrado en el asunto... La gente en la ciudad está con miedo, pensando que en cualquier momento podrían desatarse más disturbios como los del día del partido...Y puesto que hasta un millonario como Teófilo Villalibre terminó siendo matado de una manera tan espantosa, no hay nadie que se sienta seguro en estos días...

Rodrigo te confiesa además la verdad sobre el supuesto "trabajo" en el extranjero del que te habló en su carta, revelándote que ha entrado en un programa de protección al testigo, temeroso por su vida, según el cual tendrá que asumir una nueva identidad y lugar de residencia, lejos de la ciudad:

—Sería algo muy hermoso que yo pudiese vivir aquí contigo, en este hermoso pueblito...Sin embargo, yo no tengo potestad para escoger el sitio en el que tendré que quedarme indefinidamente. En las últimas semanas, he tenido que cortar contacto con todas las personas a quienes yo conocí, incluyendo a mis amigos y parientes más cercanos, no sólo por mi propia seguridad, sino también la de ellos. Es muy probable que nunca más pueda retomar mi antigua vida, y yo...—Rodrigo duda unos breves segundos antes de completar esa última frase, clavando su mirada en ti, mostrándote unos ojos cargados de intensa emoción que arden en los tuyos—. Yo no quería marcharme sin haber tenido siquiera la oportunidad de decirte lo que en verdad siento por ti...

—Rodrigo...

—Sé que tú y yo no hemos tenido la oportunidad de conocernos a fondo, pero aun así...Me he enamorado de ti. De ser otras las circunstancias, yo me atrevería a pedirte incluso que fueras mi esposa...

Tú te sientes profundamente conmovida al escuchar estas palabras...Dejándote llevar por un impulso, decides besar a Rodrigo, quien a su vez te estrecha tiernamente contra su pecho, para luego besarte también...Es un momento vivido y maravilloso, que tú bien desearías que se prolongase hasta el infinito...Y aunque sabes que no podrá ser así, estás dispuesta a dejar que tu corazón guíe tus acciones por el resto de esa noche...Una noche que tendrás siempre presente en tu mente, alma y cuerpo, por más inevitable que sea la separación de ti y ese joven que llegó a volverse tu amante durante un fugaz, dulcísimo fin de semana.

FIN

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora