#82

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—Para serte honesta, sí me siento un poco incómoda en este lugar...—confiesas—. Y la verdad es que preferiría volver temprano a mi casa. Es probable que después del partido haya un gran alboroto en las calles, y no quisiera estar en medio del mismo, si me entiendes...

—Entiendo perfectamente...—te responde un comprensivo Rodrigo, quien además decide acompañarte hasta la parada de buses. Y una vez allí, los dos intercambian números de móviles y correos electrónicos, a fin de coordinar una posible nueva cita en el futuro.

El bus que te lleva a tu casa está casi completamente vacío, y al haber bastante poco tráfico esa tarde, terminas llegando bastante más temprano que de costumbre.

Una vez en tu domicilio, te sientes invadida por el cansancio, razón por la cual decides tomar una siesta en uno de los sillones de la sala, no tardando en quedarte dormida en un santiamén, mientras tu gato Lucas se acurruca a un costado tuyo, ronroneando.

Lee la parte #112.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora