#64

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"Soy una completa estúpida..." piensas entonces. "¡Pude haber usado el celular de Miguel Bigo para intentar llamar a la policía, en el lugar de seguir el  juego enfermo de ese maldito lunático! ¿Por qué tuve que dejarme dominar por el miedo?"

Corres de vuelta hacia la habitación donde dejaste el teléfono celular, y una vez allí, lo tomas en tus manos, marcando el número para emergencias. Pero es en ese momento cuando oyes una voz metálica dirigirse a ti:

—Deje ese teléfono, señorita...

Una figura surge de las sombras. Es otro personaje enmascarado, que te apunta con una pistola. Tú recuerdas que hace unos momentos el asesino había mencionado algo acerca de un "superior" con el cual consultó la decisión de "liberarte". Esta ha de ser la persona de quien él estaba hablando, su cómplice.

— ¿No me escuchó? Le dije que dejara ese teléfono...

Miras a la pantalla del celular. Tu llamada está entrando. Tal vez tengas la oportunidad de contactar a alguien que pueda ayudarte a salir de este embrollo...

—Apague ese celular ahora mismo, o tendré que dispararle.

Si apagas el celular, lee la parte #68.

Si no lo haces, lee la parte #78.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora