#105

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Con una inusitada rapidez, sacas la pistola de tu bolso y disparas contra el matón que está golpeando a Rodrigo. Tu errática puntería provoca que apenas consigas herirle levemente en un hombro, razón por la cual disparas por segunda vez contra él: El segundo tiro destroza su máscara, volándole además el cachete izquierdo, haciéndole revolcarse en el suelo, aullando de dolor y dirigiendo toda clase de improperios en tu contra.

Sus cómplices se detienen en seco al presenciar esto, y tú les apuntas con tu pistola, lista para dispararles a ellos también...La amenaza de tu gesto parece surtir efecto, provocando que la mayor parte de los matones huyan, con la excepción de uno, quien armado con un cuchillo corre velozmente hacia ti, listo para atacarte.

Tú presionas el gatillo de tu arma una y otra vez. Las primeras balas le hieren en el pecho, la segunda en el hombro izquierdo.

La tercera bala le vuela la parte superior del cráneo, salpicándose su sangre en tu rostro.

Y en cuanto el enmascarado cae muerto a tus pies, tú te sientes tan conmocionada que sientes que te vas a desmayar, no pudiendo evitar romper en sollozos.

Un magullado Rodrigo se incorpora y camina hacia ti, intentando luego reconfortarte por medio de un abrazo. Breves instantes después, se escucha en las cercanías la alarma de varios coches patrulleros: La policía acaba de llegar a la zona.

Lee la parte #106.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora