#71

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Lo que dice este hombre no tiene el menor sentido. Es completo demente, de eso no te cabe la menor duda.

En otras circunstancias, te habrías reído de cualquier persona que te hablase en esa clase de términos. Pero ahora, estando a merced de un peligroso psicópata que parece haber perdido toda noción de la realidad (quién además está obsesionado contigo por alguna razón) tú único deseo es el de huir cuanto antes.

— ¿A dónde vas, mi dulce ángel? —Te dice Menéndez, cerrándote el paso en cuanto intentas escapar del recinto—. ¿Piensas escapar de tu destino, acaso?

Tratas de escabullirte de tu retorcido admirador, pero él no tarda en atraparte del brazo derecho, reteniéndote con fuerza, al tiempo que intenta besar tu cuello.

—No... ¡NO! —gritas tú, intentando apartarle, asestándole varios arañazos en el rostro. En medio del forcejeo, tú terminas asestándole un bofetón que le deja la boca llena de sangre. Pero para tu sorpresa, Menéndez no hace sino reírse a carcajadas, segundos antes de derribarte por medio de una violenta embestida.

— ¿Por qué actúas de esta manera? ¿Acaso todavía no te das cuenta de que tú yo somos iguales?

Acto seguido, Menéndez empieza a desgarrarte la ropa, dándote una serie de besos sangrientos en el cuello, los hombros, en el rostro...Tú intentas detenerle, pero su fuerza es demasiado para ti. Empiezas a sollozar de forma desconsolada, mientras él sigue riéndose, pero es entonces cuando la habitación se llena de un extraño humo de color blanquecino, el cual pone en estado de alerta a tu agresor, quien en seguida se levanta y echa a correr en dirección hacia la puerta más cercana. Tú también quisieras huir, pero el humo te aturde y te produce una fuerte sensación de mareo.

Mientras vas perdiendo el sentido, tú escuchas la voz de dos hombres discutiendo muy cerca de donde tú te encuentras:

—Esta no era solamente una prueba para ella, sino también para ti, Menéndez. Y no la pasaste. ¡No eres digno de formar parte de nuestra orden!

Tú luego oyes a Domingo Menéndez gritar como un endemoniado, siendo inmediatamente silenciado por el sonido de tres disparos.

Y eso es lo último que recuerdas antes de quedar completamente inconsciente.

Lee la parte #109.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora