#75

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Mientras caminas con rumbo a la parada de buses, te percatas no sin cierta inquietud que las avenidas por las cuales transitas parecen estar completamente deshabitadas, sin que pueda apreciarse siquiera una sola alma a la vista.

"Qué extraño..." piensas. "Por lo general, suele haber bastante gente en las calles a estas horas.

Es entonces cuando recuerdas haber escuchado en las noticias de esta mañana que hoy tendría lugar un partido de fútbol de "crucial importancia" para la clasificación del país al próximo mundial, así que lo más probable es que todos estén en sus casas, viendo el dichoso juego. Y por si esto fuera poco, el día empezado a oscurecerse de repente, adquiriendo el paisaje urbano a tu alrededor un aspecto bastante tenebroso, casi como si estuviese transformándose en el escenario propicio para una película de terror...Y esta sería precisamente la escena en la que el asesino emerge de las sombras, lista para atacar a su víctima indefensa y desprevenida...

— ¡No! —exclamas tú en voz alta, esforzándote por alejar esta clase de pensamientos terribles de tu mente. El corazón ha empezado a latirte más de prisa, y tú aceleras el paso lo más rápido que puedes.

El día de hoy, el trecho hasta la parada de buses se te ha hecho más largo que nunca.

Tal vez sea solamente una impresión tuya, pero desde hace unos momentos que tienes el presentimiento de estar siendo observada desde lejos por alguien. De cuando en cuando, echas una mirada cautelosa por encima del hombro a fin de asegurarte que nadie te está siguiendo, pero sigue sin haber nadie a la vista.

La parada está cerca, pero para llegar hasta ella es necesario que atravieses una oscura calleja que se abre paso a través de un conglomerado de viejas edificaciones, algunas de las cuales están en muy mal estado...Aquí tampoco puede apreciarse la más mínima señal de vida, a excepción del aullido lastimero de un perro en la distancia.

Respiras alto y te dispones a atravesar esta calle a toda prisa. Y es entonces cuando por pura casualidad decides volver la mirada, percibiendo así un leve movimiento en las cercanías: ¡Tus sospechas eran ciertas! ¡Hay alguien siguiéndote!

La escasa luz reinante no te permite ver de quien se trata, pero desde ya temes lo peor para ti...

En un intento desesperado por burlar a tu perseguidor, te desvías del rumbo, llegando así hasta un estrecho callejón cercano...

Lee la parte #117.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora