#86

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Sabes que tienes que disparar tu arma, pero simplemente no eres capaz de decidir a cuál de los dos prisioneros dispararle primero, razón por la cual cerras los ojos al tiempo que formulas una plegaria mental, esperando que el destino guíe de alguna manera el resultado de tus actos, mientras tus dedos presionan el gatillo.

¡BANG!

Lee la parte #102.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora