#50

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Tu rostro ha palidecido de tal manera que tus padres no tardan en mostrarse sumamente preocupados. Tú les cuentas en seguida todo lo que acabas de recordar.

En vano tus padres intentan calmarte, asegurándote que ninguno de los dos permitiría que te pase nada malo...El mero hecho de saber que el homicida que te atacó sigue en libertad basta para turbar tus nervios.

Y durante los días siguientes te ves invadida por la paranoia, empezando a ver en todo lo que ocurre a tu alrededor una señal de que el asesino se encuentra cerca, listo para atacar... En un momento dado, tú incluso planificas fugarte del hospital, más terminas siendo dada de alta justo antes de que se dé la oportunidad para que puedas realizar cualquier intento de huida.

Una vez estás de vuelta en tu casa, experimentas una seria dificultad para retomar tu antigua rutina: Aun contando con el apoyo de tus padres, cada día te sientes más atemorizada, teniendo el inminente presentimiento de que la muerte podría estar a la vuelta de la esquina.

Pasas noches enteras sin dormir y hay ocasiones en las que te cuesta incluso respirar, llegando a tener ataques de pánico ante cualquier elemento que evoque en ti la terrible memoria de la noche en que fuiste atacada por el asesino.

—Hijita, tú no puedes seguir así...—señalan tus padres, sumamente preocupados—.Esta ciudad es un mal lugar para ti...Tienes que marcharte, mudarte a otra parte, o no conseguirás recuperarte del todo...

Es así como tus padres te sugieren mudarte con ellas a la pequeña provincia alejada de la ciudad donde ambos viven. Lo cierto es que su sugerencia es bastante sensata.

¿La aceptas?

Si aceptas mudarte con tus padres, lee la parte #69.

Si decides continuar viviendo en la ciudad, lee la parte #72

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora