#51

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Abres los ojos.

Todavía sigues viva.

Te encuentras recostada en la cama de un hospital, con la cabeza y el tobillo vendados.

Qué...

¿Qué sucedió?

Recuerdas haber quedado a merced del asesino Menéndez en el depósito de la oficina. Después las luces se apagaron.

Tú oíste un disparo...

Una voz dijo frases que tú no llegaste a comprender muy bien. Y luego...

Luego perdiste el conocimiento. De veras creíste que todo había terminado para ti.

Alguien entra a la habitación donde tú te encuentras...Es una joven enfermera, de rostro sonriente y afable, que trae consigo una bandeja con vendajes y medicamentos.

— ¡Oh! Ya ha despertado por fin...—exclama ella con alegría, saliendo del cuarto de manera tan fugaz como entró. Y al cabo de unos minutos, ella regresa acompañada por dos personas: Son tus padres, quienes se ven sumamente preocupados. Pero luego ambos sonríen débilmente, al tiempo que las lágrimas empiezan a caer por sus rostros. Ambos corren a abrazarte de forma presurosa, y es necesario que la joven enfermera intervenga para que ambos se calmen.

Tú estás feliz de verles, pero de todas maneras quisieras que alguien te explicase cómo es que todavía sigues con vida. Le haces unas preguntas a la joven enfermera, y ella te asegura que las respuestas ya llegarán en su momento.

—Usted procure descansar por ahora...Necesita recuperarse primero. Ya después se resolverán todas las dudas que tenga al respecto...

Lee la parte #52.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora