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Te sientas enferma de solo recordar el espantoso asesinato que cometiste. Las náuseas te invaden, y en vez de contestar a las preguntas de Martínez...Tú tan solamente procedes a vomitar en el suelo, palideciendo espantosamente.

Te sientas enferma solamente de estar en presencia de estos dos hombres...Estos dos homicidas seriales. No te importa lo que ellos tengan que decirte para justificar sus actos, lo único cierto es que ambos te parecen dos personajes monstruosos, casi inhumanos.

Martínez ha de haber advertido lo que sientes realmente a través de la última mirada que acabas de dirigirle, puesto que la expresión de su rostro cambia por completo, adquiriendo entonces un gesto frío y amenazador que nunca antes habías visto en él.

Este es el verdadero rostro de Martínez, el rostro de un asesino inmisericorde.

—Tal parece que hemos cometido un gravísimo error...Creo que usted no fue capaz de pasar la prueba después de todo...

Martínez se dirige entonces a Domingo Menéndez, susurrándole unas palabras al oído. Menéndez palidece, pero no cuestiona lo que su maestro acaba de decirle.

Con lágrimas en su rostro, se acerca a ti, y pone sus manos alrededor de tu cuello.

— ¿Q-Qué vas a hacer...?—preguntas tú, aterrorizada.

—Perdóname, amor mío...—es la única repuesta que recibes de parte de Menéndez, justo antes de que te quiebre el cuello con un solo movimiento.

Acabas de convertirte en otra víctima dela retorcida "justicia" de estos dos asesinos.

FIN

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora