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Cuando finalmente recuperas el conocimiento, descubres que estás recostada sobre una cama, en un cuarto a oscuras. En un principio, tienes la impresión de no haber despertado del todo de un sueño muy vivido y aterrador, pero en cuanto intentas levantarte de la cama, pero descubres que estás atada de las muñecas al cabezal de la cama.

"Dios... ¿Qué está pasando? ¿Qué es todo esto?"

Llena de pánico, empiezas a gritar por ayuda. Y entonces alguien entra a tu habitación. Una mujer joven, vestida con uniforme de enfermera...Y quien lleva puesta una máscara como la del asesino que te secuestró.

— ¡Muy buenos días! —Te saluda, con tono sumamente alegre y entusiasta—. Veo con gusto que ya ha despertado... ¡Al fin podremos empezar a trabajar con usted!

— ¿De qué rayos está hablando? ¿Quién es usted? ¿Qué es este lugar?

La recién llegada se ríe en forma desagradable y forzada, acaso como quisiera imitar la voz de una niña pequeña. Hace falta que le repitas varias veces tus interrogantes para que finalmente se digne a responderlas de la siguiente manera:

—Todo le será explicado a su debido tiempo, querida. Pero primero hace falta que su mente sea preparada adecuadamente antes de recibir la verdad...

—Por favor, señorita, se lo suplico...Déjeme ir, por favor...

—Usted no tiene absolutamente nada que temer aquí...Más bien considérese bendecida por tener el privilegio de haber sido aceptada en nuestra orden...

Ya de por sí las palabras de esta mujer son escalofriantes, pero es entonces cuando notas que ella se está acercando a ti con una jeringa llena de un líquido extraño, que tú no logras identificar.

— ¿Qué es eso? ¿Qué es lo que pretende inyectarme? ¡Oh, Dios mío! ¡Deténgase! ¡AUXILIO! ¡AUXILIO!

—No se asuste...Esto solamente es para tranquilizarla un poco...

Es tanto el terror que experimentas que aun estando atada eres capaz de ofrecer la suficiente resistencia como para que esa enfermera siniestra deba pedir ayuda, haciendo acto de presencia en la habitación otras figuras enmascaradas, quienes te retienen de los brazos y las piernas mientras se te inyecta alguna clase de droga en los muslos y brazos. Luego eres forzada a tragar una suerte de píldoras de color azul y rojo, que te producen un extraño amodorramiento, durante el cual prácticamente no eres capaz de distinguir si estás pasando por algo real, o si se trata solamente de una prolongada pesadilla de la que no has conseguido despertar todavía.

Y mientras permaneces en ese estado, alguien entra a tu habitación...Una figura tenebrosa que lleva puesta una grotesca máscara sobre su rostro, que te hace pensar en una de esas muñecas horribles de porcelana, las cuales siempre has detestado por lo parecidas que son a las personas de verdad, siendo al mismo tiempo terriblemente inhumanas...

Este personaje se acerca a ti y empieza a acariciarte el rostro, al tiempo que susurra una serie de frases ininteligibles. Luego, se siente a los pies de tu cama y extrae de una gaveta un grueso libro en cuya tapa aparece una estrella roja de cinco puntas, el cual empieza a leer en voz alta por un largo rato, quedando sus palabras de alguna forma grabadas en lo más profundo de tu inconsciente, a pesar de que no comprendes nada de lo que te es dicho durante esos momentos.

Estás siendo víctima de alguna forma retorcida de adoctrinamiento mental con el propósito de que tu conciencia sea moldeada acorde con la ideología perversa practicada por este asesino y sus cómplices. En cuanto este proceso termine, tú también serás una de ellos, y estarás lista para matar en cuanto se te sea indicado.

Una solitaria lágrima se derrama de tu ojo izquierdo, la cual es rápidamente enjugada por el sujeto que se encuentra sentado a los pies de tu cama, quien además te dice al oído las siguientes palabras:

—Amada mía...Resiste por favor. Mi maestro dice que tu preparación tomará un par de semanas, pero yo sinceramente creo que tu reforma espiritual terminará ocurriendo antes de lo esperado. ¡No sabes cuánto me alegra tenerte aquí conmigo! ¡Soy tan dichoso de saber que serás parte de la revolución que transformará a este país!...Y cuando eso suceda...Tú y yo finalmente podremos entregarnos el uno al otro de forma absoluta...

Como culminación de tales declaraciones, el asesino se quita su máscara. Su rostro se te hace vagamente familiar...Sí, te recuerda mucho a Domingo Menéndez, un chico que trabaja en el depósito de tu lugar de trabajo. Pero eso no puede ser, porque hasta donde tú sabes, Domingo Menéndez es un chico muy amable gentil, incapaz de hacer algo semejante a lo que tú estás pasando en estos momentos. De seguro...De seguro estás imaginándote cosas y nada de esto está pasando realmente...

—Te amo tanto...Siempre te amaré...—te dice este hombre, justo antes de posar sus labios en los tuyos—. Soy tuyo por siempre. Y tú eres mías por siempre...

Tranquila...Nade esto está pasando realmente.

Esto solamente una pesadilla...Tendrá que terminar tarde o temprano...

FIN

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora