#55

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— ¡Vete al diablo! —Le gritas al asesino a través del celular—. ¿Sabes lo que voy a hacer, miserable infeliz? ¡Usaré esta pistola para matarte!

Llena de ira, procedes a abandonar el recinto donde te encuentras, llevándote contigo la pistola. Traspasas entonces una pequeña puerta en la que no habías reparado antes, la misma que te conduce hacia otra habitación donde no tardas en encontrarte con una figura con máscara: ¡El asesino!

—Prepárate a morir, hijo de puta—le dices, apuntándole con tu arma, lista para disparar. Sin embargo, él solo se limita a reírse de forma burlona, justo antes de echar a correr hacia ti.

Tú presionas el gatillo, pero te llevas el chasco de descubrir que la pistola no está cargada. Intentas escapar entonces, más el asesino no tarda en darte alcance, reteniéndote de los brazos.

—Mientras más te resistas a aceptar tu destino, más difíciles serán las cosas para ti...—te susurra al oído aquel psicópata, de quien tú intentas liberarte asestándole un puntapié en la entrepierna.

Él profiere una exclamación de dolor, y tú aprovechas la situación para empujarlo hacia atrás por medio de una violenta tacleada. Sabes que de por si ese golpe no será suficiente para detenerlo del todo, pero por lo menos dicha acción te dará un poco más tiempo para escapar.

Lee la parte #64.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora