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Despiertas en la camilla de un hospital, sin saber a ciencia cierta cómo fue que llegaste allí en primer lugar. Quisieras incorporarte, pero todavía te sientes demasiado débil como para hacerlo...Y es entonces cuando enfermera entra en la habitación, trayendo una bandeja con medicamentos.

Ella parece sorprendida, aunque también aliviada de verte despierta, saliendo por unos breves instantes de la habitación. En cuanto la enfermera regresa, ella viene acompañada por dos personas más: Son tus padres, quienes te explican que ambos recibieron un llamado de parte de la policía informándoles de que habías sido encontrada inconsciente en la entrada del hospital donde ahora estás siendo atendida.

—En cuanto nos informaron de tu estado, vinimos al instante...—te dice tu madre, al tiempo que te da un reconfortante abrazo—. Estuviste dos días enteros sin poder despertarte, querida...

Tú te encuentras aliviada de seguir estando viva, pero sientes que nunca lograrás recuperarte del todo de las terribles experiencias que fuiste obligada a vivir al ser víctima del juego sádico de Domingo Menéndez.

Un par de días después, y luego de haberle dado tu testimonio a la policía, te sientes muy perturbada el escuchar en las noticias radiales sobre el misterioso incendio de un matadero industrial ubicado en las afueras de la ciudad, donde fueron encontrados numerosos cadáveres humanos horriblemente calcinados, los cuales aún están por ser identificados.

"Seguramente, han de ser otras víctimas de ese enfermo de Domingo Menéndez..." piensas tú, aunque te preguntas si es que dichas personas no habrían sido también pedófilos y violadores como lo era Rodolfo Pastor Villa. Te sientes enferma al recordar lo que hiciste, aunque sigues sin poder sentir la menor lástima por la suerte de ese hombre tan despiadado. Y por cierto que tú omitiste mencionar como fue que lo torturaste hasta la muerte al momento de darle tu testimonio a la policía...

Por otra parte, tú nunca sabrás quien fue la persona que terminó salvándote de Domingo Menéndez. Al hacer memoria, tú recuerdas haber oído la voz de un hombre, una voz que sonaba sospechosamente similar a la de Martínez. Pero eso no es posible...

Por otro lado...El cadáver del anciano nunca fue encontrado...

Definitivamente, este misterio es demasiado grande para ti. Optas por irte a vivir con tus padres en una provincia alejada de la ciudad, resignándote a vivir sin nunca llegar a conocer la verdad que pueden esconder semejantes enigmas.

FIN

FIN

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Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora