#57

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Oyes pasos detrás de ti. Te das la media vuelta, descubriendo que detrás de ti se encuentra una siniestra figura encapuchada con máscara: ¡El asesino!

—Siempre supe que no me decepcionarías, amada mía...—te dice él, en tono triunfante, al tiempo que se quita la máscara.

Para tu sorpresa, la verdadera identidad del asesino resulta ser alguien que trabaja en la misma oficina que tú: Su nombre es Domingo Menéndez, un estibador del depósito con quien tú recuerdas haber entablado conversación en más de una oportunidad, aunque no lo considerarías como alguien cercano a ti. De todas formas, jamás se habría ocurrido que él podría ser alguna clase de homicida serial.

—Hoy has demostrado ser mucho más maravillosa de lo que me imaginaba...— afirma Menéndez, mientras se acerca a ti, extendiendo los brazos de forma solemne—. La forma en la que ejerciste justicia sobre ese repugnante pedófilo fue algo simplemente sublime de contemplar... ¡Tú también tienes el alma de un asesino dentro de lo más profundo de tu ser! ¡Un alma deseosa de redimir a este miserable país! Y yo creo que tú y yo podemos lograr ese milagro, si trabajásemos juntos. ¡Que nuestra justicia haga temblar las bases mismas de la corrupta sociedad en la que vivimos!

Si decides unirte a la causa del asesino, lee la parte #67

Si te rehúsas, lee la parte #71.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora