#44

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El teléfono móvil de Miguel Bigo sigue sonando, pero tú no tienes intención alguna de contestar la llamada. En vez de eso, procedes a escabullirte rápidamente hacia una puerta cercana en la cual tú no habías reparado antes, la cual te conduce hacia otra cámara que se halla completamente a oscuras.

Y no bien tú empiezas a preguntar cómo harás para escapar de este sitio, las luces del recinto se encienden de un momento a otro, poniéndote en seguida en estado de alerta.

Lee la parte #57.

Sola con el AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora