"Tan fugaz y tan mágico, tan intenso y tan corto que haces que un instante dure toda la vida.
Tan frágil como una rosa que se cae en el camino y se corta con sus propias espinas...
¿Por qué callas cuando hay tanto que dicen tus lágrimas? ¿Por qué mientes si tus ojos dicen la verdad?
¿Para que fingir si la belleza está en la sutil imperfección de tu existencia?
Igual puede una rosa acariciarme con sus pétalos como puede lastimarme con sus espinas.
En la belleza está el peligro de mis noches contigo, de mis sueños etéreos y mis más locas fantasías...
Si conocerte hoy es sólo coincidencia, me alegra coincidir contigo en este valle de mentiras porque tus ojos están llenos de misterio y verdad al mismo tiempo...
Si fuera otro momento, me enamoraría de ti.
Pero no es ni el tiempo, ni el momento y tú y yo sólo nos cruzamos en esencia no en cuerpo.
Algún día habremos de estar... En otra vida o en otra estrella. Tal vez, tal vez no"
Los días transcurrieron vertiginosamente, entre mis dobles turnos y mi posgrado fue imposible coordinar un tiempo con Christopher, además el también estaba ocupado, no coincidíamos ningún día. Algún llamado y uno que otro mensaje, así fueron estos últimos días.
Christopher se irá mañana y sé que necesito despedirme de él pero no puedo negarlo, me cuesta, me cuesta decirle adiós y me cuesta darle un último beso, un último abrazo, un último todo.
Hoy, por la noche sería el día, Ani no estaba en México, había viajado a un congreso de Traumatología en Boston, así que Christopher vendría al depa, no me parece apropiado despedirnos en un hotel, me gustaría que todo fuera más intimo, nos merecemos una noche así.
Por suerte ese día no fuí a la universidad así que fuí a comprar los ingredientes para preparar una cena para dos, una última cena.
Preparé una salsa de guacamole, suave pero deliciosa de entrada con nachos y luego el platillo principal cochinita Pibil un laborioso asado de carne de cerdo aderezada con achiote y de postre flan con dulce de cajeta.
No quería que sea una cena de velas, pero si una cena intima, me vestí para la ocasión con un vestido sencillo negro, me maquillé y peiné mi rojo cabello.
Era nuestra última noche y quería que fuera especial, por todas aquellas noches que no fueron nada especiales pero llenas de pasión y deseo.
A las 9 de la noche en punto (Christopher es extremadamente puntual a diferencia de mí que soy extremadamente impuntual) Christopher llega, le abro y al verme vestida así se dirige hacia mi boca para comerla salvajemente, traté de detenerlo, pero estaba frenético, hasta que pude interrumpir el beso y decirle que cenáramos que todo estaba listo. Christopher sonrió y me dijo perdón pero casi casi comienzo por el postre. Reímos fugazmente y la noche transcurrió casi con normalidad, no parecía ser nuestra última noche pero hice el mayor esfuerzo posible para que no se sienta así.
Christopher: Dulce, sé que te debo una explicación y la verdad es que supe de esta oportunidad en Harvard el mismo día que fuí a buscarte al depa. Estaré un tiempo viviendo en el extranjero y quisiera que...
Dulce: Christopher!, -interrumpo- ¡te felicito! Tienes una gran oportunidad que no debes perder por nada del mundo, realmente te deseo lo mejor en esta nueva etapa que vas a comenzar.
Christopher: Gracias Dulce, lo que quería pedirte sobre lo nuestro....tú sabes ....
Dulce: Christopher, no, por favor, nosotros sabemos las reglas del juego que hay entre nosotros, no es necesario aclarar lo que siempre estuvo aclarado, no es necesario decirnos nada, permitamosnos despedirnos como dos adultos que tuvieron excelente sexo pero que en algún momento se iba a terminar.
Christopher: Está bien Dulce.
No sé por qué ese dolor en el pecho se sentía cada vez mas fuerte, pero nunca mas angustioso como aquella noche que tuvimos sexo por última vez.
Si bien Christopher me dejaba subirme encima de él su posición favorita era estar encima mío, recuerdo que al estar unidos por última vez, su intensidad me desbordaba, mis ojos se mantenían cerrados pero al abrirlos pude ver los suyos, su intensa mirada observándome gemir ante sus embestidas, su mirada seria y profunda recuerdo el momento exacto de sentirlo llegar al éxtasis junto conmigo y mientras lo hizo me preguntó:
¿Me amas?
Mi respuesta fue un silencio largo, un silencio de quedarme sin respuesta, un silencio que cualquier afirmación o negación sería doloroso para ambos, solo acaricié su rostro y volví a besarlo suavemente aunque mis labios ya estaban hinchados de tanto comernos la boca, ese beso era la mejor respuesta para aquel momento.
Christopher se acostó desnudo a mi lado y me dijo:
Ven
Y así me puso contra su pecho sintiendo los latidos de su corazón mientras me desvanecía del sueño...
La luz de la ventana de mi habitación me despertó y al abrir mis ojos veo que Christopher se había ido...
Sentí que el dolor en mi pecho se hacía mas agudo, sentí el vacío de su ausencia y dolió pero tal vez era mejor así, después de todo las palabras sobraban entre nosotros dos.
Sobre la almohada que utilizó Christopher había una cajita, me dispuse a tomarla y abrirla era una pulsera con pequeñas flores azules y una pequeña tarjeta que decía. Un ramo de "no me olvides" para una mujer inolvidable. Christopher.
Me dispuse a ir al baño y, mientras me bañaba, mis lágrimas se mezclaron con el agua del grifo, esta angustia que siento vino para quedarse porque su partida era mi agonía.
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Bastó con mirarte
RomanceDicen que la mirada es el reflejo del alma, de aquello que realmente sentimos. mi corazón late cada vez mas lento pero sigue ardiendo por él