CAPITULO 50

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Estoy parada en el borde de un acantilado muy profundo, tan profundo que pareciera que no tiene fin. Observo mi entorno, un desierto de rocas, un paisaje lejano y hermoso, un paisaje que no puedo tocar más solo observar... Cierro los ojos, mis pies desean moverse y dar un paso adelante, un paso a la inmortalidad...

.........SUENA EL TIMBRE.........

Vuelvo a mi mundo y despierto, era un sueño, más bien una pesadilla, a esta altura no sé que puede ser y si es mejor vivir en ese sueño o en esta realidad que me está tocando porque "mi verdadera pesadilla" es esta que estoy viviendo.

Me levanto inmediatamente y atiendo el portero:

-Dulce: Bueno?

-Anahí: Amiga!, soy Ani.

-Dulce: Ani! pasa! 

Ani sube al apartamento, voy hacia el recibidor y abro la puerta...No puedo evitar abrazarla y y llorar en su hombro, al fin y al cabo no hay sido la primera vez que lo he hecho y tal vez tampoco la última.

Anahí: Amiga...tranquila todo va a salir bien.

Dulce: Ha sido mi culpa Ani, ha sido mi culpa.

Anahí: Amiga, estás tan movilizada por la situación que no es momento para hablar de eso.

Dulce: Amiga, no quiero pensar si llega a pasarle algo a ambos...

Anahí: Nada va a pasar, hay que tener fe. Ven, vamos a tomar unos ricos tes.

Dulce: No tengo ganas de desayunar Ani.

Anahí: Pero yo si! asi que me acompañas!

Ani me forzó a cambiarme e ir a una cafetería a desayunar.  Mi móvil no ha sonado, en parte eso es muy bueno, significa que por lo menos ambos se encuentran estables. Sin dudas la cafetería era hermosa y Ani se encargó de que vayamos a un lugar más aislado, supongo que quiere darme la libertad de poder hablar sin observadores y curiosos.

Anahí: Quiero avena y un croissant. 

Dulce: y yo quiero un te de hierbas y unas masitas.

El desayuno fue servido 15 minutos después. Apenas si me entraba bocado, la angustia que siento me ha quitado el apetito.

Anahí: Cuando no llegaste a la conferencia comencé a preocuparme, tú jamás has hecho algo así.

Dulce: Me imagino, luego no hice a tiempo para llamarte y me quedé sin pila en el móvil.

Anahí: Sí, cuando me atendió directamente el contestador, llamé a Manuel y el me contó lo sucedido que lo vió por los medios. Inmediatamente prendí la Tv de la habitación y me puse al pendiente. Pude tomar el vuelo lo más pronto posible.  Las otras conferencias han sido suspendidas, lo siento Dulce pero no podía seguir contigo viviendo esta situación y con Francisco y Ale así.

Dulce: Está bien Ani, sé que soy exigente y que te he exigido mucho durante todos estos años pero no soy una dictadora.

Anahí: Dulce, jamás te he agradecido lo bien que me has hecho en mi vida.  Yo era muy ligera y poco me preocupaba pero tú me has enseñado a valorar el esfuerzo, a trabajar por el bien común, me has enseñado mucho.

Dulce: Pues tú me has enseñado a divertirme y a despejarme un poco, al fin y al cabo uno no puede vivir serio siempre.

Unas pequeñas muecas para cortar la tensión se expresaron en nuestros rostros. No era un momento de diversión pero sí de confesiones, extrañaba a Ani, desde que se casó con Manuel su vida ha cambiado enormemente y cada vez más fue absorbida por los quehaceres de su esposo.

Dulce: ¿Rini y Manu?

Anahí: Rini está con su padre en Chiapas y Manu con mi mamá.

Dulce: ¿y como están?

Anahí: haciendo lío, así que bien!.

Dulce: Me alegro, esos dos son dos diablillos hermosos.

Anahí: Dulce, tengo que decirte algo..

Dulce: Dime.

Anahí: En el congreso, pues me encontré con alguien que jamás pensé que iba a ver ahí.

Dulce: Quien Ani?

Anahí: Pues me encontré con Christopher.

Dulce: ¿que Christopher?

Anahí: ¡Con Christopher Uckerman!

No sé por qué diablos le dije que Christopher, creo que fue como una autonegación.  Si yo hubiera ido entonces yo también lo hubiera visto.

Dulce: y que diablos hacía Christopher Uckerman en un congreso de medicos?

Anahí: Pues Christopher fue contratado para la difusión del mismo.

Dulce: El mundo es pequeño parece.

Anahí: Ya lo creo!

Dulce: y como está?

Anahí: Guapísimo, cada día más.

Dulce: ¡A mi eso no me interesa!

Anahí: Perdón Dulce, tienes razón. El está bien, se ve que le va muy bien en su trabajo y lo veo no sé diferente.

Dulce: Diferente?

Anahí: Pues sí, se lo nota mas maduro, aunque lo ví algo melancólico. Sabes, creo que hecha de menos México y a tí.

Dulce: A mi? imposible!! tal vez a México pero a mi no!.

Anahí: Buenoooo, solo lo vi algo triste.

Dulce: ¿El te dijo algo?

Anahí: Pues no en realidad, pero si se notaba en su semblante cuando me preguntó por tí que estaba avergonzado y apenado.

Dulce: Pues por mí que haga lo que se le plazca! jamás le voy a perdonar haber dicho que mi hijo no debía haber existido.

Anahí: Bueno, eso es algo que algún día deberán hablar Dulce.  

Dulce: ¡jamás!

Anahí: Oye no quiero hacerte enfadar, si quieres la dejamos ahí.

Dulce: Pues si.... dejemoslo ahí.

Seguimos desayunando en silencio, un silencio prolongado, un silencio que calmó mi enojo y despertó mi curiosidad, maldita curiosidad...

Dulce:¿y que más te dijo?

Anahí: Me preguntó por Alejandro.

Escupí el zumo de naranja que había pedido...

Dulce: ¿Y qué le dijiste?

Anahí: nada! o ¿acaso que querías que le dijera?

Definitivamente, el abismo de mi pesadilla era mejor que lo que estoy viviendo...




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