CAPITULO 54

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Dr. Hernán: Dulce, Francisco tiene una infección de los pulmones que se presentó claramente durante hospitalización.  

Dulce: ¿Qué me estás diciendo?

Dr. Hernán: Tú sabes que estaba de acuerdo con el traslado pero esto tiene que ver con el debilitamiento de su organismo, la pérdida de sangre, las intervenciones, su organismo no está apto para combatir los microbios.

Dulce: ¿Qué tan grave es la neumonía?

Dr. Hernán: Lo suficiente. El coma inducido hizo que utilizara respirador y el respirador cuanto mas tiempo lo tiene tu sabes...

Dulce: ¿qué podemos hacer?

Dr. Hernán: Estamos haciendo todo lo posible pero el pronostico no es bueno, debes prepararte.

Dulce: No pierdo la fe.

Mis lagrimas cubre mis mejillas, no puedo evitar sentirme impotente y saber que se está llendo.  No voy a resistir perder a mi familia nuevamente, no otra vez, no otra vez Dios mio. 

Debo respirar hondo y subirme al taxi, debo ir a buscar a la escuela a Alejandro, allí me dirijo, observo el cielo y el solo que se ha ocultado detrás de unas nubes que amenazan con lluvia, no soporto esta carga que llevo dentro mío.  Puedo ser joven, puedo tener conocimientos pero me estoy marchitando por dentro. Soy una mujer marchita.

Directora: Buenas tardes Dra. Espinoza, ¿cómo se encuentra su esposo?

Dulce: No muy bien, estamos esperando por un milagro.  Le pido que si es creyente nos tenga en sus oraciones.

Directora: Lo haré.

Dulce: Vine a buscar a mi hijo, lo llevaré al hospital.

Directora: Está bien, quiero que sepa que estamos a disposición y que apoyaremos a Alejandro.

Dulce: Esta es su segunda casa y seguramente necesitará de contención.

Directora: Es un joven muy fuerte y logrará ser un joven destacado.  Ya lo es.

Dulce: ¿Lo es?

Directora: Es uno de los mejores alumnos, es el mas completo y sus compañeros lo quieren mucho.

Dulce: Muchas gracias, me da un respiro.

Tan similar a su padre, lleno de amigos, inteligente y deportista.  Yo no era para nada así, lo mío eran los libros y tenía pocas amigas, vivía media aislada del mundo escribiendo poesías y sonetos, soñando despierta, soñando...

Directora: Por favor llamen a Alejandro Espinoza y que traiga sus cosas. Doctora, si algo sucede aquí tenemos un cuerpo de especialistas para contener a Alejandro y brindarle la mejor asistencia psicológica.

Dulce: Seguramente la necesitará.  No descarto la idea en que sea semipupilo o pupilo.  

Directora: Eso usted lo verá, solo quiero que sepa que Alejandro aquí estará bien.

Dulce: Gracias. Lo que sí quería decirle que quisiera abonar el resto de su colegiatura.

Directora: ¿el resto del año?

Dulce: En principio sí, pero quisiera que me haga los cálculos para poder abonar el resto de los años que le quedan. Deseo que tenga sus estudios pagos.

Directora: Está bien.

...Golpean la puerta...

Alejandro: Hola ma, ¿Que sucede?

Dulce: Hijo, nos vamos.

Alejandro: ¿está bien papá?

Dulce: sí hijo, pero ahorita iremos al hospital.

Alejandro: Está bien.

Alejandro y yo nos dirigimos al gran jardín que posee la escuela.

Dulce: Ven Ale, platiquemos.

Alejandro, iba conversando con algunos amigos que lo iban a despedir.

Alejandro: Chau chicos.

Chicos: Chau!

Alejandro se sienta a mi lado y yo quiero tomar valentía, respiro hondo mientras tanto.

Dulce: Ale, tú eres un hombrecito y creo que entiendes mucho, creo que no debo mentirte por nada del mundo.

Alejandro: ¿Papá se está muriendo? .  Sus ojitos se ven vidriosos y profundos.

Dulce: Tú papá tiene neumonía, es un virus que contrajo en el hospital.  En el hospital los virus son mas fuertes y su organismo está muy débil.  

Alejandro: Mamá, ¿papá nos va a abandonar igual que mi otro papá?

Dulce: Ale, no digas así. Tu papá jamás nos va a abandonar, ¿crees que la muerte es abandonar a aquellos que nos quieren?. 

Alejandro: sí, eso me dijo Agustín cuando se le murió su mamá.

Dulce: No Ale, ellos se mudan a vivir en nuestros corazones y siempre nos van a cuidar, se convierten en nuestros ángeles de la guarda. Mis papás, tus abuelos también partieron pero no me abandonaron, recuerdo todas sus enseñanzas, sus retos y sus consejos.

Alejandro: Yo amo a papá. No quiero que se vaya!

Alejandro me abraza y trata de disimular que no llora pero lo hace silenciosamente.

Dulce: Ale, debes ser fuerte y estar bien para tú papá. Respeto a tu papá biológico créeme, el no te abandonó.

Alejandro: ¿no? ¿y a tí? ¿a tí te abandonó?

Dulce: Tampoco.

Alejandro: ¿y por qué no siguieron juntos?

Dulce: Por miedo, por miedo mío y, cuando el se fue a estudiar a otro país tiempo después supe que tú venías en camino. 

Alejandro: ¿y no pudiste decirle?

Dulce: Pues no, quise decirle pero no pude ubicarlo y, cuando quise hacerlo años después nos enojamos.

Alejandro: ¿Lo viste después de que naciera?

Dulce: Sí, lo una vez.

Alejandro: ¿y por que no le dijiste de mi?

Dulce: Porque cuando se lo iba a decir discutimos.

Alejandro: Mamá y como es él?

Dulce: Es una buena persona, siempre trabajador y lleno de sueños.

Alejandro: ¿Estudiaba mucho?

Dulce: sí.

Alejandro: ¿es parecido a mi?

Dulce: No, tú eres igual a él.

Alejandro: ¿Iguales?

Dulce: Sí, parecen gemelos a destiempo.

Alejandro: Mamá, perdona si antes no te pregunté por él.  Por lo menos sé que no nos abandonó como siempre creí.  Ahora quiero ir con papá.

Dulce: Vamos.

y allí nos dirigíamos, a enfrentar esta realidad que yo no quería enfrentar... En el taxi me apoyé como una niña sobre el regazo de mi hijo, quien acariciaba mi cabello, mi amor incondicional, mi esperanza y mi amor...

FIN DE LA PRIMERA PARTE DEL CAPITULO.





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