El amor idílico es una de las modalidades más elevadas de amor existente. Contrariamente a lo que algunos suponen, no se debe a procesos químicos dentro del cerebro. Estos son un mero efecto de la causa superior que es el conocimiento metafísico intuitivo que entraña el amor idílico y que se traduce a un nivel corpóreo por efecto expansivo del centro espiritual hacia la periferia física. El amor idílico tampoco se debe a ideales culturales propios de una determinada época, como algunos suponen. Aquellos pueden potenciarlo o enriquecerlo, pero no lo determinan.El amor idílico ha acaecido en todas las épocas y culturas. Diversas tradiciones inmemoriales lo testimonian, reconociendo su valor metafísico, simbólico y transcendente.
En la tradición japonesa tenemos la famosa historia de amor de Kimiko. En un fragmento de la historia, ella le dice a su ser amado, a su único amante: "Yo, amor mío, no soy más que tu loca pasión, tu ilusión pasajera, tu sueño, una sombra que flota en tu vida..." ¿Fuera de la época y de la cultura, más allá de ellas, no es sumamente romántico eso?
Este cuento tiene por eje central al heroísmo, la nobleza y el desprendimiento, así como a la fuerza o poder sobrenatural al que es capaz de conducir el enamoramiento.
Muy pocas son las personas cuya disposición de espíritu les permite enamorarse. De ahí que la mayoría no sean capaces de comprender al enamoramiento y lo denigren, menospreciando un don tan precioso caído del cielo.
Muchos toman al enamoramiento por una liviandad y llaman con ese nombre sagrado, reservado a un sentir elaborado propio de ciertos espíritus delicados, a cualquier necedad pasional, a la mera atracción o deseo.
El enamoramiento es una puerta que se abre en una persona en la que la atención se posa con profundidad penetrante. Esta puerta abierta en esa persona, comunica a la otra, a través de aquella en la que su atención se posa, con el reino celeste. Por medio de la puerta abierta cruza una luz transparente, de un blancor irresistible y de tal resplandor que ciega los sentidos corpóreos y entumece todos los miembros del cuerpo. Este se paraliza y al instante el ánimo desfallece de una nostalgia inexorable, que parece remitir a un pasado remoto, al contemplar a una figura tan hermosa, a la persona que lo remite a una suerte de paraíso primordial. Desfallece en medio de escalofríos y su ser se eleva. La luz cruza a través de la puerta desde el cielo hasta la tierra, tocando el espíritu cuyo destino es enamorarse y uniendo sus entrañas a las de la otra persona.
Se trata de una hierofanía. Así, el ser enamorado bebe de la luz que emerge desde la persona a la cual ama y en la cual se encuentra la puerta abierta que lo comunica hacia esferas elevadas, el puente entre los mundos, por el que un maravilloso perfume desciende desde lo alto hasta embriagar su espíritu y desquiciarlo, brindándole el don de la clarividencia y la suprema cordura. El enamoramiento, además, conduce a la virtud, puesto que fija al ser enamorado en lo bello a lo cual aspira, de tal manera que aquel busca imitar esa belleza y concentrándose en ella olvida las tentaciones de antaño, cesando en el vicio.
Y ese enamoramiento, que toca un fondo superior, es el que por medio de la luz divina restablece al cuerpo a su salud original o primigenia, generando cambios fisiológicos que lo benefician prolongando sus años y su calidad de vida, brindándole salud física y psicológica que se corresponden con una orientación espiritual correcta de la cual son el resultado. Aquellos cambios fisiológicos no son la causa del enamoramiento, sino su mero efecto, así como la sombra no es la causa de la luz, sino su mero reflejo. Porque la materia no dirige sobre el espíritu, sino que es este el que reina como Rey sobre la materia. Porque lo que es en los planos superiores se manifiesta en los inferiores según una escala jerárquica de lo más a lo menos. "Como es arriba es abajo".
En estas ultimas generaciones, en las cuales prima el materialismo y el cientificismo, se concibe al enamoramiento desde esa perspectiva limitante, tomándolo como un mero fenómeno corpóreo y físico. El relativismo de nuestra era, por su parte, lo toma como un mero fenómeno social o cultural de carácter relativo. El utilitarismo lo condena como inútil.
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Bastó con mirarte
RomanceDicen que la mirada es el reflejo del alma, de aquello que realmente sentimos. mi corazón late cada vez mas lento pero sigue ardiendo por él