CAPITULO 17

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Hubiera deseado que ese beso fuera eterno, que mi mente se olvidara de mi realidad como ya lo había hecho mi corazón ante su proximidad.  Maldito corazón, me ha traicionado, lo que pensé que estaba enterrado simplemente estaba dormido.

Mi corazón latía cada vez mas fuerte a medida que el beso se intensificaba.  Eramos un hombre y una mujer tan diferentes a aquellos jóvenes que se conocieron 8 años atrás, pero estas nuevas versiones de nosotros mismos seguían siendo compatibles y nuestras bocas aún tenían memoria...

Pero mi conciencia me trajo a la realidad y cuando ya el beso se tornaba incontrolable delante de todo el mundo, sin importar que yo, la Dra. Dulce Maria Espinoza Directora de la Fundación Puente Espinoza se estaba comportando como una chiquilla calenturienta con otro hombre que no era mi esposo, me separé.

Al tomar conciencia, interrumpí el beso y alejé a Christopher mirando para todos mis costados para ver si alguien se había percatado de él o más bien si alguien me conocía, pero por suerte y  milagro, nadie me era familiar ...

Dulce: ¡Christopher! ¿Por qué hiciste eso?

Christopher: Porque ya no soportaba la ausencia de tu boca, porque no soporté más estar lejos uno del otro, porque quería comprobar si mi cuerpo aun respondía al tuyo, si mi boca seguía siendo tuya como la tuya mía.

Dulce: ¿y a que resultado llegaste?

Christopher: ¡Me extraña doctora Espinoza!, ¡Nada ha cambiado!, bueno en realidad yo ya no soy tan aniñado de rostro y tú eras más mujer...

Dulce: ¿Más vieja dirás?

Christopher: ¡No! ¡Más mujer!, ¡más femenina!...Te veo tan distinta y a la vez tan hermosa que sinceramente no me va a ser difícil acostumbrarme a esta Dulce.

Dulce: ¡Tu no tienes nada que acostumbrarte de mí!, ¡Tu y yo ya no somos los mismos!. ¡Ha pasado demasiada agua debajo del puente!

Christopher: ¿y? Dime que no sentiste lo mismo que yo en cuanto me volviste a ver, dime que no sentiste como yo ese beso tocar toda la sensibilidad de tu cuerpo.

Dulce: No sentí lo que estas diciendo -miré para otro lado - 

Christopher: Estas mintiendo, lo puedo percibir, sabes eres malísima mintiendo -Sonrió seguro de si mismo-

Dulce: ¡Piensa lo que quieras! . ¡Mesero, tráigame la cuenta!

Christopher: ¿ya te vas? ¿que te pasa Dulce? ¿estás nerviosa?

Dulce: ¡No estoy nerviosa!, ¡me molesta que vengas aquí como si nada a decirme todo esto que está en el pasado, sucedió hace 8 años y ahora bien ligero vienes con todo esto!

Christopher: Dulce y me vas a decir que no te gustó? sabes tu boca puede decir una cosa pero tu mirada y sobre todo tu comportamiento dicen otra.  Lo que me sorprende es que tú me hacías poner así de nervioso antes, pero ahora en vez de nervioso me pones ansioso, ansioso de comerte esa boca de nuevo.

Christopher se acerca de nuevo a mi  para nuevamente besarme y en cuanto sentí su contacto inmediatamente me alejé y me puse de pié para irme.  Tomé mi bolso y me dispuse a salir, Christopher me siguió.  

Salgo del restaurante y comienzo a caminar, alejándome de allí, Christopher caminaba detrás mio  y me interceptó en una plaza que estaba a la vuelta del restaurante.

Christopher: Oye Dulce, un momento ¿por qué te comportas así?

Dulce: ¿por qué me comporto así? ¡Tú no entiendes nada Christopher!

Christopher: ¿Qué no entiendo? Dulce, está bien que te sientas revolucionada con lo que sucedió pero tranquila, no te voy a violar, a menos que me lo pidas claro...

Dulce: ¿Te parece Chistoso lo que me dices?

Christopher: Dulce te puede calmar? te lo dije para bajar la tensión entre ambos, no para hacerte más enojar, aunque realmente no entiendo por que lo haces.  ¡Solo fue un beso!

Dulce: ¡Un beso que no deberías haberme dado!

Christopher: ¿y por qué no? 

Un silencio me apoderó, no podía decirle la verdad, ¿como podría hacerlo luego de semejante confesión?

Dulce: Christopher por que no.

Christopher: Ese no es un justificativo, y sé que estás reaccionando así porque sentiste lo mismo que yo.  Estoy casi seguro que estas tan enamorada de mí como yo de tí, como siempre fue y que porque te pensabas que era un niñito tonto no te atreviste a confesarme.

Dulce: ¡Yo no pensé nada Christopher!

Christopher: Dulce, esta bien, tranquila, no te reprocho nada.

Dulce: Christopher, me tengo que ir... -Miro mi reloj se hace tarde, tengo que ir a buscar a Alejandro, le dije a Francisco que yo iría por él-

Christopher: ¿Ya?

Dulce: Sí, no puedo quedarme más.

Christopher: ¿Podemos seguir hablando por móvil?

Dulce: No sé Christopher....

Christopher: ¿Qué tiene de malo?

Dulce: Está bien!, ¡podemos seguir hablando!.  La semana que viene tengo que viajar a Chiapas...

Christopher: ¡Está bien!, haremos video llamadas.

Sonrío, después de todo, algo de aquel muchachito hay en este hombre que hoy veo...

Dulce: Hasta luego Christopher...

Christopher impide mi paso y se acerca a mí, me aprieta fuerte contra él y debora mi boca, con una sed que jamás sentí de nadie, extrañamente respondí a su beso, apoyé mis brazos sobre sus hombros y sentí contra mi pecho el latir de su corazón, mi cuerpo se fusionaba con el de él...

Aunque el muy descarado tomó mi mano y la puso sobre su entrepierna, sobre sus jeans. Christopher continuaba besándome y yo no podía soltarme de su agarre y, aunque mi mano estuviera allí no acaricié su bulto, aunque si pude notar que su miembro estaba tieso.

Christopher: Si no fuera porque estamos en una plaza te juro que te arrancaba la ropa aca, porque no aguanto más, sentiste como estoy, como me seguís poniendo así de duro después de todos estos años.

Dulce: ¡Basta Christopher!, ¡Me tengo que ir!.  -Me separo de su agarre y de su beso...-

Dulce: Hasto luego Christopher....

Christopher: Hasta luego mi amor.

Camino unos pasos, me freno y lo veo a Christopher mirándome mi trasero o a mí o ambos, no lo sé.

Dulce: ¿Que dirá tu novia Natalia del beso que me has dado?

Christopher: ¿Como? ¿Acaso no lo sabes?, Natalia y yo no estamos mas juntos.  ¡Cierto! ¿Me bloqueaste del facebook! me había olvidado.

Dulce: Ahora si me voy, hasta luego Christopher...-con gesto de fastidio-

Me di vuelta y esta vez no volví a mirar para atrás no podía volver a conectarme ante sus ojos, ante su presencia...Algo debía hacer...

Llego hasta donde está mi auto, lo abro,  me siento, coloco mi bolso en el asiento del acompañante y miro por el retrovisor mi reflejo, no puedo evitar tomar el volante y darle unos buenos golpes, gritando de rabia al unisono ¡por queeeeeeeee!

Bastó con mirarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora