Capítulo 31 - Compañeros del pasado

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Capitulo 31

COMPAÑEROS DEL PASADO.

El inspector Morales era un viejo sabueso de la policía, con la historia apresada en su memoria de varios delincuentes confesos y otros prófugos aun de la justicia. Habitualmente hacia en solitario sus investigaciones, renegando de las nuevas generaciones y su fe ciega en las evidencias tangibles. Ya no había detectives con el olfato afinado, que se guiaran por sus instintos básicos, descartando el manual. De todos sus años en servicio solo uno había llenado los pantalones, pero en su búsqueda insaciable por atrapar al enemigo casi muere. Su deserción fue una terrible perdida para la fuerza judicial.

En la actualidad su antigua dupla se encontraba haciendo otros trabajos. Jamás regresó a su antiguo oficio. La muerte de su esposa y su hija sentó las bases de tal transformación. Que la recepcionista le anunciara su visita era una extraña novedad.

-Dile que pase.- Confirmó Morales con el ceño fruncido, preparándose para recibir a su mentor.

La puerta se abrió y ambos hombres se estrecharon la mano, reavivando el nexo invisible e indestructible que los unía.

-Walter, la leyenda en persona.- Anunció Morales con la palma aun sujeta a su visitante.

-Demasiado viejo para inspirar tales pasiones. – Quitó merito el maduro hombre de piel morena y rasgos marcados, visible hombre llanero de cuerpo ancho.

-Cuando sentas un precedente de tal magnitud no hay años que borren tu labor. Toma asiento, esta es tu casa.- reivindicó Morales, mientras se dirigía a una pequeña cafetera hirviente, sirviendo dos vasos plásticos. – Aun lo tomas sin azúcar, supongo.

-Supones bien. No arruino el sabor natural aunque sea amargo para algunos.- Ocuparon minutos adicionales en disfrutar de su café, antes de entrar en materia.

-¿Y que te trae por estos lares? Se que mantienes estrecha amistad con Salcedo y que a través de el obtienes información de tu viejo enemigo. Bien podría ayudarte si me lo pidieras pero entiendo tus reservas. Me asignaron a casos que te relacionan de manera indirecta. Haber trabajado con Vicente Angarita nos pone en lados opuestos de la calle.

-El es una victima como lo fui yo de las circunstancias, aunque acepto que el muchacho se empecina en entrar al candelero una y otra vez. Ahora esta atrapado en Italia con la DEA apretándole el tornillo.

-Así que eres muy amigo del heredero, por lo que veo. Es presumible, después de trabajar por cinco años juntos - Morales votó el vasito plástico en la papelera y continuó haciendo su análisis.- El chico buscó a la bailarina, pese a su pésimo historial. Estamos redundando en malos hábitos. ¿Qué tienes tú que ver con esa historia?

-En la de ellos nada. Mi objetivo sigue siendo el Infierno. – reconoció Walter con absoluta calma.

Morales se puso agudo al escuchar tal confesión.- ¿Qué sabes, Walter? Dímelo.

-Esta en Italia. El Infierno fue el protector de Gerson Camacho, a quien reclutó entre sus hombres cuando escaparon de la cárcel. No me he dormido en los laureles, sigo la pista del terrorista que me interesa atrapar.- Tal como lo suponía, Walter seguía en servicio de manera extra oficial.

-¿Vicente te esta ayudando? ¿Le pusiste al tanto de tu pasado, y ahora se colaboran mutuamente?

-No se te escapa una. – Celebró Walter la suspicacia de Morales.- En realidad, yo le di la idea de viajar a Europa a Vicente.

-¿Cuándo? ¿La primera o la segunda vez?

-La primera, por supuesto. No tenía conocimiento del segundo viaje. Fue una sorpresa para todos, que nos cambió el panorama. Apenas hoy estoy llegando de Apure, donde tuve que esconderme por las amenazas del narcotraficante sobre el muchacho y sus allegados.

Morales sabía que no estaba mintiendo. Walter era terriblemente franco en sus asuntos, quizás ayudarlo tendría un efecto simbiótico en el caso que lo ocupaba.

-¡Saliste de tu escondite por una buena razón! ¿Por qué estas en Caracas, Walter?

-Ayudar a un viejo amigo, es una buena razón.

-¿Y como entro yo en el juego? Viniste para sacar beneficio de esta visita, nada tiene que ver con saludar a tu antiguo compañero de trabajo.

Era el momento perfecto de ser sinceros.- Necesito toda la información concerniente a Simón Cázalis, alias El Infierno. En pocas palabras, su expediente actualizado, y el de Gerson Camacho, si no es mucha molestia.

-Seria ilegal compartir información con un civil, ya no perteneces a la fuerza. Me metería en un lío innecesario.- Morales se cruzó de brazos, con la ambigüedad reflejada a leguas.

-Aun así me ayudaras.- Reafirmo Walter.

-¿Por qué estas tan seguro?

-Porque tú y yo deseamos resolver el caso que dejamos inconcluso hace veinte años.

Había tocado la tecla maestra. Morales asintió con una mueca de aceptación. – Me convenciste.


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora