Capítulo 29 - La muestra

7 1 0
                                    

Capítulo 29

LA MUESTRA

-Se le pasó la mano. – Dijo Diego, frente a Braulio, mientras este le limpiaba la herida con un pañuelo blanco, que pasó rápidamente a su esposa.

-No fue a propósito. Me dejé llevar por el calor del momento.- Se excusaba con falso arrepentimiento.

-El niño tiene razón. Se te pasó la mano.- La palma de Augusto Corona se paseaba por su rostro masajeando la dolida mandíbula.-Se me hace que hubo alevosía contra mi.

-Ideas tuyas, padre...-Braulio se hizo a un lado y cedió el espacio a Evelyn, que tenia un algodón impregnado de alcohol, junto con una pomada analgésica del botiquín de primeros auxilios.

La hermosa joven limpiaba con sumo cuidado el área afectada, con la mirada serena de su suegro, en vulnerable estado.

-¿Abuelito, vas a estar bien? – Le preguntó Daniel.

-Soy un vencedor, mi querido nieto. No será un pelotazo en la cara el que me saque de la jugada. Pero que quede claro que por hoy, basta de futbol.

Los niños rodeaban a Augusto, que halagaba las virtudes de Diego en la cancha cortando la resistencia inicial, mientras Braulio se alejaba con Evelyn al interior de la casa.

-En el pañuelo blanco esta lo que necesitamos. Hay que llevarlo de una vez al laboratorio.- Le indicó Braulio a su mujer.

-No podemos ausentarnos de la reunión. Seria muy evidente que algo ocurre.-Le advirtió Evelyn con el gesto asustadizo.

-Yo lo llevaré. No es lejos. Inventa una excusa, di que me llamaron de emergencia y que vuelvo en corto tiempo.- Improvisó Braulio.

Diego vio venir a Evelyn sola por el jardín.- ¿Y su esposo?

-Lo llamaron de la oficina. Va y viene. No tarda – respondió con naturalidad.- ¿Cómo se siente Don Augusto?

-Mejorando. ¿Por qué no vamos a comer el postre al interior de la casa y ponemos una película infantil en el estudio? – Sugirió Augusto.

-¡Siiii! – Corrió Daniel tomando de la mano a Diego, llevándolo a rastras con el.

Evelyn observó como se alejaban, en franca hermandad.

-Mi nieto necesita un hermanito. Se aferra al refugiado con demasiada efusividad.

-Extraña tener compañía. Desde que Braulio trabaja en la DEA, viaja con frecuencia. Daniel se resiente. – Contestó Evelyn sin medir el calibre de sus palabras.

-Entonces, haz algo mujer. Que la profesión de mi hijo no sea la causa de su separación.

-Nuestro matrimonio esta en perfecto estado, Don Augusto. Nos estamos acoplando al cambio, y si tenemos que instalarnos en otro país para estar juntos lo haremos.- Era siempre lo mismo, contrarrestar los reproches del suegro por cualquier cosa.

-El pequeño deportista me da mala espina. Espero que su estancia entre nosotros sea corta.- A lo que Evelyn asombrada debatía.

-Pensé que le agradaba.

-Y me cae bien, es que tiene una suspicacia que no va con la de un niño de su edad. Es la forma en que mira, en que se comporta.- El candidato también lo había notado.

-Su vida no ha sido fácil.

-No quiero que los traumas infantiles del refugiado se trasladen a Daniel. Por lo general, me mantengo al margen de sus asuntos, pero en este caso los estaré vigilando.- y se encaminó al estudio para ver esa película prometida con los niños.

Afuera quedó Evelyn, con el corazón latiendo acelerada, porque una gran tormenta amenazaba en el horizonte la paz de su familia.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora