Capítulo 105 - Reencuentros

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Capítulo 105

REENCUENTROS

Cada quien estaba haciendo lo que le tocaba para alcanzar su meta.

Los fugitivos de Yare, probaron que las lecciones aprendidas no se olvidaban tan fácilmente. Elías, ahora no velaba por sus propios intereses, sino que trabajaba en pro del bienestar común, enseñándoles a sus hermanos la única forma de viajar, haciéndose invisibles.

El atuendo lo era todo, cuando de escapar se trataba, no obstante cada uno era distinto en su etnia, aunque todos habían nacido en Venezuela.

Así que probaron ser encantadores con las mujeres. En ese sentido Carlito era el rey indiscutible, con su sonrisa infantil, y su ternura al hablar, incluso en idioma italiano. Porque a Elías el cuerpo no le bastaba para volverlas locas, teniendo esa personalidad obstinada.

Después de haber robado a unos campistas descuidados, el mejor vestido del grupo, instruyó al resto, en un bar del pueblo, que ofrecía barra libre a las mujeres esa noche.

-A esas rubias las controlamos con astucia- Comentó Carlito.

-¿Qué les vas a ofrecer? Porque no tenemos ni con que brindarles unas bebidas – Le recordó Manuel, el menos agraciado de los tres.

-La noche de sus vidas – Dijo seductor, después de picarle el ojo a una de ellas en el bar.

-¿Te vas a controlar a las tres?- Le preguntó incrédulo, Elías.

-No, cada uno tendrá que enamorar a una de ellas – Carlito, ya tenía fichado su objetivo.

-¡Pobrecita la que le toque Mocho!- Se burló Elías, antes de entrar en acción.

-¡Quisieras tener mi encanto, gigantón! – se defendió el moreno, arreglándose el cuello de la camisa.

-Supongo que todo feo tiene su maña- Reconoció Elías, mientras lanzaba su cabello hacia atrás con la mano- Estoy oxidado en esto de seducir mujeres.

-Te recomiendo no hablar mucho, a las mujeres les gusta que las escuchen- Manuel se adelantó.

-Ahora resulta que el feo es el rey de la noche- Esbozó, con ironía, Elías a Carlito, quien rio por la ocurrencia.

Se prometieron no herir a nadie en su travesía, y se adentraron en la noche, recurriendo a su virilidad dormida.

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La llama de la fogata era hipnótica. Grillo, vio con recelo la carne, dudoso de introducirla en su boca.

-No es veneno, Grillo ¿Nunca comiste chigüire?

-Eso es una rata gigante ¿No? – Le contestó a Simón.

-Es un roedor, podría decirse que sí.

-¡Qué asco! ¡Nunca!- Arrugó la cara y dejó el pincho a un lado.

-¡Esa ardilla dio trabajo, así que te la comes!- Le ordenó Simón- Cada proteína cuenta.

Grillo agarró el trozo de carne y cerró los ojos, masticando con la intención, en cada mordida, de vomitar.

-Tenemos una oferta sería de un grupo subversivo sirio- El Infierno comió tranquilo, pero a Grillo la noticia no le cayó muy bien – Cuando estemos todos juntos, estudiaremos la propuesta.

Eso significaba más muerte, en otro lugar aterrador.

-Italia, me gusta – Replicó el joven discípulo.

-Aquí nos buscan, ya no es seguro permanecer en este país.

-No estamos seguros en ningún lado- Grillo estaba desanimado.

-Debemos tener poder, para volver a tener control- El Infierno siempre estaba enseñando una lección.

-Quisiera ser libre...-Grillo dejó la carne a un lado y proyectó sus manos al calor del fuego.

-La libertad tiene su precio...algunas veces nos cuesta la vida - Simón siguió comiendo en silencio. Viejos recuerdos vinieron a su mente.

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En la morgue de Bellinzona estaba reconociendo cuerpos, el atlético Shawn Haydeen.

-Están quemados – Se quejó frente al cadáver número tres – Es imposible saber quién es quién.

-Así quedaron después de la explosión de la cabaña- El funcionario que portaba una bata blanca, guantes, y un tapaboca, volvió a cubrir el cuerpo con la sábana blanca.

-No puedo ayudarlos- Shawn también tenía el mismo atuendo, siendo sus cálidos ojos azules los únicos expuestos en el interior de la fría habitación.

-Hay formas de identificar a las víctimas que no están atadas a su aspecto físico- El funcionario devolvió el cuerpo al compartimento, que asemejaba a una gaveta gigante, encerrando el cuerpo dentro del mismo.

Salieron juntos de la cava, y una vez afuera se despojaron de la máscara facial y los guantes.

-Tenemos algunas fotos de los visitantes en el archivo principal del parque nacional – Le sonrió al australiano – Pasé mañana por las oficinas administrativas, con los agentes, y una autorización debidamente firmada, y con gusto se las muestran- Luego se retiró.

Contreras había escuchado la sugerencia desde un rincón.

-¿Y qué tal? – Indagó el policía colombiano.

-Se parecen a las brasas de una barbacoa. No sé si eran humanos o trozos de carbón gigantes- Shawn, se desprendió de la bata, arrojándola a un dispensador.

-Simón Cazalis es especialista en bombas potentes. Sus víctimas son un despojo de cenizas reunidas.

-Lamento no haberles ayudado.

-Claro que nos ayudó. Estamos investigando la extensión de la mafia mejicana en territorio europeo, gracias a su declaración- Contreras, le palmeó – Es un trabajo lento, de años. No nos rendimos por una batalla perdida.

- Mis amigos vendrán por nada – Shawn, se quejó en voz alta.

-No lo creo- Dijo contreras, sonriendo con picardía- Encontraron a Vicente, y casualmente hoy llega a Bellinzona.

-¡Eso es una gran noticia! Pero... ¿A qué viene?- El australiano no había sido informado de todas las novedades, para el también sería una sorpresa.

-A reunirse con su novia y su hijo.

-¡¿Su hijo?!...-La cara de Shawn era ignorancia pura.

-Tengo una idea ¿Por qué no buscamos a sus amigos, al aeropuerto, primero? Así cuento la historia una sola vez.

-De acuerdo. Hagámoslo.

Y juntos se fueron, en la búsqueda de los amigos que estaban arribando a tierras suizas, en el jet privado de Shawn.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora