Capítulo 113 - Capri

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Capítulo 113

CAPRI

El viejo servidor, del difunto magnate, escoltaba al Patrón hacia la bahía. Desde allí debía embarcarse en un pequeño bote pesquero con destino a la cercana Isla de Capri, lugar en el que se refugiaría, siendo difícil predecir que un forajido optara por esconderse en un concurrido pueblo turístico de opulencia extrema.

Rocco, manejó lentamente hacia la playa, con el Patrón de copiloto, cubierto por una boina, además de una bufanda gruesa, habitual en época de invierno.

Desde un extremo de la cintura del pantalón se asomaba el arma cargada del veterano guardaespaldas, estando al alcance visual de Carlos, que no era indiferente al entorno circundante. Su letargo no le restó sagacidad. Cada detalle de la zona, de Rocco, del auto, absolutamente todo fue captado y analizado.

-¿Cuántos años tienes al servicio de la familia Benedetti? – Preguntó casual, el aparentemente relajado Patrón.

-Cuarenta y cinco años, mi señor. Serví primero a Don Mauro, y ahora sirvo a su hijo- Respondió con orgullo, sin despegar la vista de la carretera, manteniendo sus manos en el volante.

-Eso es mucho tiempo, amigo Rocco...demasiado tiempo...

-No me quejo. Tengo hijos profesionales, nietos hermosos – Volteó ligeramente- Mientras que la familia este bien, lo demás no importa.

-La familia – Repitió con la voz hueca, Carlos. No le quedaban afectos reales que lo motivaran a seguir luchando. Perdió a su mujer, a sus hijos, a sus amantes, a su fiel Potrillo.

¿Si no había una familia, entonces que importaba?

Marco, tenía las respuestas. Era un hombre solitario, con una casa enorme y mil negocios a su cargo ¿Qué motivaba al enigmático Marco Benedetti?

-No pierda la fe... - Le escuchó decir al italiano sentado junto a él.

-Hace años conocí a un sujeto peligroso que se vanagloriaba de conservar la fe – Carlos sonrió – Ese tipo era extremadamente extraño. En sus dedos se tatuó varias palabras en otro idioma. Esperanza, fe, eran positivas, sin embargo, todo a su paso se transformaba en un candelero.

-El demonio tiene esa singular cualidad, nunca se da por vencido, en cada situación renueva su energía...- Rocco, hizo una mueca similar a una sonrisa, con media boca curvada – Dios le dio una segunda oportunidad. Úsela sabiamente.

-Dios me usó para establecer contacto con su adorado Vicente...

-¿Eso es lo que cree?... Yo que pensaba que su presencia era para hacer contacto con cada uno de los involucrados- El italiano de cabello oscuro sonrió levemente. Carlos, fingió no entender el mensaje.

-¿Qué sabes de posesiones, Rocco?- Le interpeló, haciendo caso omiso a su intervención.

-Realmente nada. Para mí fue un milagro lo que ocurrió en el interior de aquella iglesia, una muestra del poder divino.

Carlos se contrajo en ese asiento, consciente de su vulnerabilidad.

El vehículo se estacionó frente al embarcadero. En la distancia un barquero agitó sus manos. Era una señal para salir con rumbo a su nueva vida...

O el final de ella...

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora