Capítulo 97- El punto de apoyo

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Capítulo 97

EL PUNTO DE APOYO

La inquebrantable pared estaba rota desde su insigne base. Braulio no tuvo tiempo suficiente para aceptar la voluntad de Dios, sus dudas eran sangre en un mar infestado de tiburones hambrientos.

-¡Mírame cuando te hablo!- Le exigió el demonio vestido de Carlos.

-¡No le hagas caso, quiere doblegarte!- Previno el padre Andres – Mejor pregúntale como se llama y a que vino.

-El no será capaz de dominarme. Está asustado...puedo oler el miedo...

Una mano amiga vino sin previo aviso, cubierta por un guante negro – Sí estas congregado en esta noche es porque eres capaz de vencerlo – La melódica voz del hombre encapuchado le resultó terriblemente familiar.

No era tiempo de indagar en la identidad escondida del colaborador misterioso.

-¡Preséntate! – Pronunció con seguridad Braulio, aceptando que el destino era el causante de lo inexplicable.

-Sabemos que no eres Carlos Ignacio, y que estas sometiendo a Gerson por su empecinado odio – Vicente se colocó al lado de su hermano.

El padre Andres volvió a rezar, aun no era tiempo de detenerse.

-Ut coven tuam secura tibi libertate servire facias, Te rogamus, audi nos– El templo vibró, varias figuras se tambalearon, otras cayeron contra el piso, destruyéndose en varios pedazos-

Ut inimicos sanctae circulae humiliare digneris – La mano del sacerdote impuso el enorme crucifijo, al ritmo de las gotas de agua bendita, de parte del padre Mauricio, hasta que uno de los bancos se deslizó hacia el padre Andres, encastrándolo contra la pared.

-¡Padre! – Gritó Vicente, al verlo apresado contra el muro, con ambas piernas heridas.

-Te rogamus, audi nos-La oración se continuó recitando en la voz del padre Mauricio, que cerró los ojos y dirigió la cruz en dirección al cielo -Terribilis Deus sanctuario suo, cernunnos ipse...

– ¡Vicente, asiste al padre Andres! - Le ordenó el hombre encapuchado de acento italiano – ¡Braulio controla tus emociones, eres un pilar, recuérdalo! – Braulio asintió, desechando todo pensamiento contrario a la causa de ese santuario.

-Truderit virtutem plebi suae, aradia ipse fortitudinem plebi Suae. benedictus Deus, gloria patri, benedictus dea, matri gloria!"- Recitaba con viva voz el padre Mauricio.

-¡Padre, hábleme!- Decía Vicente, nervioso, comprobando que las rodillas del sacerdote estaban fracturadas.

-Estaré bien, hijo. No pierdas la concentración- Apretó la mano de Vicente – En una hora sale el sol, apoya a tú hermano para que el ritual tenga éxito... Debes ayudarle a recuperar la fe. Debes extinguir su sed de venganza...

-¿Cómo lo hago, padre?

-Abandonando esos sentimientos de tu interior, siendo el ejemplo a seguir...- El joven de larga melena, se quitó la chaqueta, haciendo con ella un respaldo acogedor para la cabeza del padre herido. Se levantó con los brazos fornidos expuestos, con la biblia, en latín, en sus manos.

-No vas a poder con nosotros – La mirada severa, absolutamente segura de Vicente, enfrentó al ente poseído - ¡Preséntate! – Le exigió sin miedo- Esta batalla la tienes perdida desde el inicio de los tiempos.

Mauricio siguió rezando, con la confianza de tener a su lado a buenos soldados.

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El ansiado mensaje llegó. Simón, se levantó alejándose de la fogata.

-Los milagros existen- Proclamó con una sonrisa de oreja a oreja- El escuadrón diabólico está vivo.

Detrás de él, Grillo esbozó una tenue expresión de alivio - ¡Sobrevivieron!

-¿Qué te dije, Grillo? Espera lo inesperado...

En la angosta gruta, vieron juntos los primeros rayos de la mañana aparecer.

La noche de los milagros estaba culminando.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora