Capitulo 136 - EL DECESO DEL PATRÓN

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Capítulo 136

EL DECESO DEL PATRÓN

La noticia de la muerte del Patrón conmocionó a la prensa internacional, casi tanto como el fallecimiento del Mazo en suelo italiano. De quien no se sabía nada era del terrorista venezolano apodado el Infierno. Simón Cazalis lo había hecho de nuevo, era el maestro del terror absoluto, ni sus férreos enemigos le encontraron.

Al otro lado del océano atlántico, específicamente en Brasil, en la ciudad de Manaos, el hijo huérfano se enteraba del titular que encabezaba todos los medios informativos del globo terráqueo. A Sebastián Restrepo le bastó con escuchar la radio para saber que su padre había sido hallado en los restos de una barcaza, en la Isla de Capri, la misma noche que aconteció el incendio en el hospital donde estaba recluido.

A Sebastián le hubiese gustado sentir dolor, por lo menos dedicar algunas lágrimas al hombre que le regaló la vida, no obstante, era su padre el verdugo de las personas que amaba, y más importante aún, fue un asesino implacable que no consideró los lazos de sangre que lo unían a sus víctimas. Sebastián se estableció en los confines del Amazonas con la antigua amante torturada de su padre, y estaba esperando su primer hijo con ella. Era irónico pensar que su felicidad se la debiera al caos. Cerró los ojos, en señal de respeto, por el alma del difunto y respiró liberado.

El mundo era ligeramente mejor...

Quien no consideraba justo lo que estaba pasando era Walter. La vida le negaba la oportunidad de ejecutar su venganza. Había viajado por una razón, acabar con Simón Cazalis. Su retorno a Venezuela era inminente, dejando un amargo sin sabor en su paladar.

-Ya tendrás tu momento – Le animaba Vicente.

-Dios está jugando conmigo – Comentó Walter, mientras armaba la maleta – Ya me resigné a regresar con el rabo entre las piernas, pero volveré a trabajar en asuntos internos de la policía. Mi lugar está en las calles, buscando a los malos – La tristeza de otros tiempos había sido reemplazada por la añoranza.

-Simón Cazalis no está en Venezuela – Advirtió el galán de larga melena.

-Ya lo sé. El Infierno emigrará a territorios en conflicto bélico, se reunirá con la crema y nata del terrorismo mundial. Me conformo con que pise una bomba en un campo minado, al menos habría un sentido de justicia poética al final del arco iris – Un destello de malicia se filtró en esa mueca de sonrisa.

- ¿Por qué no aceptas la propuesta de trabajar directamente con la DEA? Braulio admira tu sagacidad, y me consta es exigente en su trabajo.

-Braulio Corona está en edad de viajar por el mundo. Yo deseo estar en mi patria, con mi gente, ayudando a los míos.

Cada uno iba haciendo planes. Walter lo demostraba en sus acciones directas. Vicente se establecería en nuevas tierras. Ya era hora de aceptar la realidad. Nada volvería a ser igual.

-Yo no volveré a Venezuela. Hemos aceptado el acilo político en Colombia. Lo hare por mi familia. Lo hare por Celeste – Vicente, un poco avergonzado, abrazó a su amigo de varios años.

-Tal vez te establezcas en Bogotá, pero tus negocios se encuentran en Venezuela, los que heredaste de Doña Amelia Angarita. Recuérdalo. – Eso significaba que su vínculo con el país no se extinguía. Walter estaba seguro que Vicente asumiría la dirección de cada empresa heredada, por una cuestión de responsabilidad.

- ¡Como me conoces, viejo zorro! – Susurró Vicente.

-Son muchos años de esfuerzo mutuo. No serás capaza de abandonar el legado de Doña Amelia, ni permitirás que Gulliana se deshaga de los bienes compartidos –Razonó el maduro hombre de piel morena – Por favor, dime que me equivoco.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora