Capítulo 145 - La noticia

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Capítulo 145

LA NOTICIA

Alberto Morales, en persona, fue a dar la noticia a Don Jose Santamaría, en la recóndita ubicación llanera. El veterano policía recibió la orden de aminorar las restricciones de los protegidos, tras el desenlace inesperado del narcotraficante en la Isla de Capri.

Padre e hija escuchaban la bizarra historia con escepticismo y compartieron la misma inconformidad al saber que Vicente estaba en el vecino país y no en Venezuela, dando la cara a sus acciones.

-Sé lo están pensando ¿Por qué Vicente Angarita no está en el país? – Preguntó, de forma Retorica, Morales, con taza de café en mano, en medio de la sala, en la casa familiar.

-Es lo mínimo que nos merecemos, una explicación, una disculpa – Reiteró Don Jose - Vicente me llamó ayer, diciendo que enmendaría la falta. Es lo que esperamos que haga – Su enorme estatura se volvió intimidante con la amargura reflejada en las facciones de su cara.

-Vicente se establecerá en Colombia, con su familia. Él vendrá, pero antes debe llenar cierto papeleo, y como comprenderán, ya no es un niño, ahora son dos...- El inspector Morales no pudo culminar la oración.

-Gulliana amplió la vista en señal de sorpresa- ¡Niños! – Exclamó – Creí que Celeste era madre de un solo hijo.

-Celeste Bastidas dio a luz un varón en territorio Suizo. Fue un parto milagroso, ya que apenas tenía cinco meses de embarazo.

-¿Y el padre de la criatura, quién es? –Preguntó la abogada con el corazón comprimido en el pecho.

-Es Vicente – Respondió Morales, apenado.

-¿Están seguros? – Insistió Gulliana.

-Es la viva imagen de su padre. Según sé, con ver al niño basta y sobra para confirmarlo.

Don Jose, reconoció el dolor de su hija. Ella le miró rabiosa -¿Papa, tú lo sabias?

El silencio precedió a la respuesta – Vicente me lo notificó por teléfono. No quise mortificarte con asuntos que ya no te incumben.

-¿Esa es tu excusa? – Rio amargamente – el hombre me abandonó a cuatro días de la boda y se fue con otra... y tú dices que él ya no me incumbe. Pensándolo mejor, hace bien en no aparecer por estos lares.

El inspector Morales sintió la ira en el ambiente. Lo que prometía será una gran noticia se había transformado en un agrio recordatorio de malos momentos.

-El protocolo dicta que ustedes deben permanecer, por precaución, al menos un mes más a resguardo, antes de permitir su regreso a la sociedad, pero si la Doctora Gulliana gusta volver a su oficio habitual, por su alto rango, haríamos una excepción – Notificó Morales, haciendo oídos sordos a la discusión filial.

-Me gusta mi posición actual. No estoy lista para regresar a la vida real – Gulliana era una líder nata. Se levantó con prestancia del asiento de mimbre, sobreponiéndose a la rabia interna – Cuando Vicente quiera hablar conmigo, estaré en la sabana, dispuesta a oírle. Por favor, comuníquele este mensaje.

Don Jose se enorgulleció del decoro con el cual manejaba las situaciones su hija.

-Permaneceremos una temporada en la hacienda – Ratificó Don Jose al funcionario.

-Me encargare de transmitir el mensaje – Alberto Morales dejó la taza vacía sobre la mesita de centro. Su visita culminó – Ahora, si alguno de ustedes pudiera indicarme dónde puedo hospedarme en este pueblo por una noche, se los agradecería en el alma.

-Quédese con nosotros – Propuso Don Jose – Esta casa es enorme y sobran las habitaciones vacías, por otro lado, no es un sitio muy visitado que se diga.

-No quisiera incomodar a nadie, pero el viaje fue agotador. Con suerte, salir de este pueblo será más fácil que entrarle – Se aventuró a pronosticar Morales.

-Siempre que el clima se lo permita – Liberó, con ironía, la joven – Si me disculpan, iré a dar la orden para que le preparen la habitación. – Y se retiró, dejando solo a los dos hombres.

-Ella aun lo ama – Espetó Morales.

-No es amor por el muchacho, es amor propio. El sujeto le hirió el orgullo. – Corrigió Don Jose.

-Gracias a Dios, su hija es hermosa, pretendientes no le faltaran.

-Eso no es lo que me preocupa. Mi hija tiende fijar su atención en el equivocado, negándole la oportunidad al que si le conviene. Ella escoge mal. – José se lamentó de la partida de Shawn Haydden en lo más profundo de su ser.

-No creo que exista peor selección que la anterior.- Morales se refería a Vicente.

-No se fie, mi buen amigo. Uno nunca sabe, uno nunca sabe... - Se repitió Jose, a modo de auto advertencia.


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora