Capitulo 59 - Suelta la ira

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Capítulo 59

SUELTA LA IRA

La bala salió del cañón a una velocidad impresionante. El impacto estremeció el revolver calentando su estructura en segundos. La punta humeante emitió olas de calor en la mano agitada de su portador. A lo lejos el objetivo lucía un agujero justo en el centro del pecho.

Un excelente disparo, con una excelente puntería.

Vicente se retiró las gafas transparentes protectoras para ver mejor el resultado de su práctica. La voz de Walter a su espalda orientándolo era una inyección de serenidad.

-Tienes un don, muchacho. Relaja la mano, que la adrenalina no te controle – Le sugirió cauteloso, mientras con sutileza removía el arma de la palma de Vicente.

-¿Estoy listo? – Preguntó ansioso, Vicente.

-Debes aprender a controlar el arma, que él no sea tú dueño. El poder es una fuerza peligrosa, no es darle al gatillo sino saber cuándo es conveniente hacerlo – El antiguo policía le sacaba las balas restantes al revolver, depositando con cuidado la munición en la mesa de fondo.

Vicente respiraba agitado con la frustración palpable enmarcada en su cara – Déjate de filosofía barata. Vinimos al campo de tiro con una misión. Te lo pregunto de nuevo ¿Estoy listo o no estoy listo?

Walter sonrió ante la súplica del joven. Sabía que el tiempo era crucial, que cada minuto que pasaba era un riesgo inminente, pero dar una mala instrucción también lo era – Ya casi, nos falta la última lección – Se acercó a Vicente con semblante risueño. Ambas manos en los hombros del muchacho, de frente – Control de ira.

-¿¡Que!?- Expresó asombrado con el ceño fruncido y la boca hecha un hilo de serio que estaba.

-Esa. Ira-Repitió, señalándolo con el dedo.

-Walter – Pronunció impotente.

-Vicente, si sabré yo lo que es el odio. Sin embargo, trabajaremos con la gente de la DEA, en conjunto – Se retiró lentamente y se colocó las gafas transparentes. Agarró otra arma, ya cargada, se posicionó frente al área de tiro, dentro del cubículo, y extendió la mano firme, con el revolver al final. Disparó cuatro veces impactando en la cabeza del dibujo, otro en una mano, en otra mano, y al final un certero disparo en el centro del pecho. Se volvió a Vicente que miraba el dibujo baleado en la distancia.

- A veces solo debes inmovilizar a tu oponente. Detener su avance. En ese caso apunta a las extremidades, como las manos – Soltó el arma y colocó el seguro, se quitó las gafas protectoras y continuó con su exposición- Si debes defenderte de un ataque letal, si tu vida depende de ello, en ese caso ve directo al corazón o a la cabeza.

-¿Y cómo voy a reconocer la diferencia?

-Tu instinto te guiara – iras a la guerra con un solo objetivo, rescatar a tu mujer. Olvídate de la venganza. Ya la justicia divina se encargó de cobrarle la cuenta a Gerson – El sabio Walter era un buen maestro.

-Sigo albergando odio en mi corazón ¿Por qué?- Dijo el gallardo príncipe de pelo largo con la voz perdida.

-Es una pregunta interesante que nadie más que tú puede contestar...

El silencio reinó por algunos segundos. La puerta se abrió. La figura esbelta de Braulio la atravesaba con paso fino. Pronto estuvieron los tres hombres reunidos.

-¿Cómo van las clases express? – Indagó con los brazos en jarra y una sonrisa perlada en su aun golpeado rostro.

-A pasos de gigante- dijo complacido Walter.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora