Capítulo 76 - El vinculo

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Capítulo 76

EL VÍNCULO

Ser un guerrero virtuoso que regresaba de la batalla con el trofeo mayor era un privilegio del que no se podía ufanar Diego en esta ocasión. Su pesada mochila guardaba los secretos del pasado de la familia Corona, además del dudoso futuro del candidato, primero en las encuestas, Augusto Corona.

Si admitía de una vez que había conseguido el famoso diario tendría que entregarlo, sin siquiera haberlo leído en profundidad, y como a fin de cuentas no era más que un niño haciendo el trabajo de un hombre, así le tratarían al final. Por primera vez fue consciente del peso que tenía en el desarrollo de los acontecimientos, por lo que obró en pro de sí mismo.

-Tengo que saber cuál es la verdad – Dijo con el libro abierto entre sus piernas, a altas horas de la noche, encerrado en el baño de la habitación – Pero este libro es como una gorda enciclopedia estudiantil...

Tenía una jarra de café a su lado, con la discreta taza de porcelana y varias bolsas de azúcar.

– Será todo un reto leer en tiempo record – Sus dedos pasaron con rapidez las hojas escritas a bolígrafo – No sabía que al Sr. Augusto le gustaba escribir sus memorias ¡Es todo un Gabriel Garcia Marquez! – Se rio – Bueno, no tanto.

Y sin perder ni un segundo, comenzó a leer justo en el momento histórico en que Augusto Corona coincidió por primera vez con la encantadora Elena Chang, en una exposición de arte, en la ciudad de Bogotá:

"No soy adicto a consumir arte. No lo comprendo. Es una actividad ineficiente desarrollada por un grupo de personas aburridas que ocupan su tiempo en realizar trabajos confusos, para convencer a la sociedad de tener problemas que realmente no existen.

Tengo mis propias inclinaciones particulares. Dinero, en primer lugar. Con él se obtiene el poder. Pero para acceder al segundo hay que tener bastante del primero, y lo más importante...

...Hay que producirlo en grandes cantidades y de forma rentable."

Diego hizo una pausa – Para ser tan popular, resulta insoportable en estas primeras líneas. Espero que con el progreso de la lectura pueda simpatizar con el protagonista –Y bebió su primera taza completa de café, dispuesto a resistir el resto de la noche despierto...

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A primera hora de la mañana debió despertar Diego, para ir al colegio, en cambio estaba dormido en el piso del baño, con la tapa del retrete abajo, funcionando como una incómoda almohada.

No fue Evelyn quien lo descubrió en el cuarto de baño, sino Daniel, que se despertó con la micción en su máximo punto.

-¿Qué haces allí tirado?- Le preguntó el chiquillo al abrir la puerta.

Diego reaccionó en el acto. Vio el libro, la jarra, la tasa, sintió el cuerpo descompuesto por mantener una mala postura durante tantas horas – Era una tarea que dejé pendiente – En cierto modo era verdad – Por favor, no le digas a tú mama que me quedé dormido en el baño o armara una telenovela de este asunto.

El pequeño era su aliado, con un "claro", se resolvió el problema. La puerta se cerró tras de sí, pero el contenido de la lectura era otra cosa.

Conocer a fondo el interior de una persona podía cambiar la perspectiva. Descubrir que tan profundo era el hoyo del conejo un gran riesgo – ¡Sí Doña Evelyn supiera que tan vinculado esta su padre en todo este embrollo! – Cerró el libro y lo guardó en su maleta, la que descansaba vacía adentro del closet.

En cuanto estuvo listo, a punto de partir a clases, se encontró con ella.

-¿Y bien? – Le exigió disimuladamente – No me has entregado lo que conseguiste.

-No he desarmado el bolso. Esta noche se lo entregó, Doña Evelyn –aceptó Diego, sumamente cansado como para debatir acerca de la lectura realizada.

Camino al colegio su mente viajó al pasado, uno en el que no estuvo presente. Ahora no estaba en posición de fijar una postura. Demasiado en que pensar. Vio la dimensión de un error y sus torrenciales consecuencias. Así eran los adultos. Complicados.

Muchas cosas no eran lo que parecían, y extrañamente todo se vinculaba de forma extraordinaria.

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Quien que no quería ser vinculado en la cacería de Carlos Ignacio era Marco Benedetti, sin embargo aquella tarde recibió una extraña visita de la DEA.

-Alguien nos está echando paja – Gruñó El Potrillo, desde la estancia superior.

-No salgas, ni te asomes. Yo manejo a los agentes de la DEA. Seria nuestro fin si te llegan a ver en mi casa- Le advirtió el guapo italiano a su malhumorado protegido.

Ciertamente las acusaciones vulgares del poco elegante Potrillo no eran carentes de sentido. Si la DEA estaba en sus territorios es porque estaban buscando incriminarlo. Una sola persona vino a su mente; Simón Cazalis.

Levantó su móvil antes de bajar las escaleras- Pietro, contacta a todos tus hombres. Necesito que revisen hasta el último centímetro adyacente a mi propiedad...Las tropas enemigas han llegado...Estamos en guerra...

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora