Capítulo 24 - El candidato

8 1 0
                                    

Capítulo 24

EL CANDIDATO

Augusto Corona, era un ciudadano modelo de la sociedad colombiana. Su imagen impoluta se destacaba, haciéndolo acreedor del favoritismo de sus electores. "El primero en las encuestas", decía el ejemplar que descansaba entre sus manos. Desplegó una sonrisa prefabricada y se estiró el saco, en preparación a su próxima entrevista. No existían manchas oscuras que empañaran su blanca hoja de vida... en apariencia.

Había luchado durante años por hacer que su único hijo siguiera sus pasos, ocupando una posición en el ámbito político. Esfuerzos que no rindieron frutos y que solo consiguió crear un abismo entre los dos que se profundizaba con el tiempo. Daba la impresión que las tragedias que embargaban a la familia trascendían de generación en generación. Era imposible luchar contra un fantasma, reconoció en silencio evitando el tema álgido de la muerte de su hermano.

El presente se rendía a sus pies, la máxima aspiración estaba al alcance de la mano y nada se opondría a su ambición.

-¿Su merced, desea un cafecito? – Preguntó con timidez la joven asistente, en el estudio de grabación, de la cadena televisiva colombiana.

-Ya me tomé uno bien temprano, gracias. ¿Falta mucho para que comience la entrevista?- No era que le causara nervio alguno enfrentar una cámara o contestar las repetitivas preguntas de una periodista. Lo que le incomodaba era esa extraña novedad que le reportó su agente. Saber que su hijo estaba a un palmo de encarar al más temido de los narcotraficantes de la actualidad le removió las entrañas de mala manera.

-En veinte minutos estaremos al aire.- Le comunicó la chica y se retiró con bajo perfil.

Sus manos se precipitaron al teléfono móvil, sudorosas. Marcó un número que se sabía de memoria y que no estaba grabado en la memoria de sus contactos.

-¿Cómo está todo? Disculpe que le moleste, pero quería descartar que nuevamente estuviera mi hijo deambulando por los archivos centrales, metiéndose en asuntos del pasado que no son de su incumbencia.- Se frotó la cien, con los ojos cerrados.

-Hace tiempo que su hijo ya no molesta. Recuerde que trabaja para otra dependencia. – Reportó la mujer de edad madura que tenía más de veinte años asignada a la misma área de archivos.

-Lo sé, pero quería saber si no existía la remota probabilidad de que mi hijo usara sus contactos para, usted sabe, sacar información.- Era una extraña insistencia.

- No que yo sepa. ¿Él le ha comentado algo?

-No Aura Estela, sin embargo me sorprende que este sobre la pista del Patrón. Es una rara coincidencia. Me hace suponer que el luchó por conseguir palco en ese caso. De ser así, me gustaría echarle una miradita al famoso expediente del que nunca hablamos en casa.- Instintivamente vio el reloj y la señal de una mano que lo llamaba para entrar al plato central, como el invitado de la mañana al programa de entrevistas.

-Buscare el expediente y se lo pasaré por correo electrónico. ¿Algo le inquieta? – A decir verdad todo era preocupante en ese maquillado archivo.

-Nada en particular. Me tengo que retirar Aura Estela. Tengo una entrevista.- Fin de la llamada.

Dirigió sus pasos al centro del plato, con la luz de los reflectores proyectándose sobre su maduro y aun guapo rostro. Dedicó una sonrisa a los millones de televidentes que observaron el programa, sin saber que en el fondo de ese correcto cuerpo, había más de un pecado sin confesión. 

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora