EPILOGO

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EPILOGO

Cinco años después, en Nápoles, Italia...

Mauricio se guardó el móvil antes de tocar las calles de la ciudad de Nápoles por enésima vez. El padre Andrés, demasiado viejo y ocupado para iniciar tal cruzada, contaba con su joven mentor en la misión más importante de su vida. La Fundación Benedetti se encargaría de cubrir los gastos de traslado, hospedaje y alimentación, pero dejaba en ascuas su protección al cruzar límites insondables dentro de la fe cristiana. Eran riesgos que admitía el desertor de la iglesia en su camino a la verdad, al conocimiento del bien y el mal sin encasillarlo en un término de leyes religiosas. Por un momento como este era capaz de entregarse en cuerpo y alma.

"Dieron con la pieza que faltaba. El viejo reloj del alemán" señaló el envejecido sacerdote de cabello blanco y barba espesa, "Sigue en Venezuela. Allí es a donde iras" ... Mauricio se estremeció al saber que regresaría a su país natal, después de tantos años de ausencia.

- ¿Cómo sabe que es el momento indicado? ¿Qué nos asegura que estarán en Sorte este año? - Su ceño fruncido no intimidó ni un poco al veterano.

-El hijo de Gerson está próximo a cumplir los dieciocho años de edad. Si quieren deshacer el conjuro tendrán que llevarlo a la montaña, por su cuenta – El padre Andrés se levantó con calma y agarró un libro del estante, con anotaciones manuales en sus gastadas páginas, indicó un párrafo – Se está cumpliendo el tiempo. Ese joven está en grave peligro, nuestra tarea es salvar su alma y destruir el maleficio de raíz, o tendrá un fatídico final.

Era irónico que justamente el hijastro de Vicente Angarita estuviera en una encrucijada similar, pero Mauricio no tenía tiempo de ser analítico o hacer comparaciones filiales, el avión privado del magnate del Vino, Marco Benedetti, esperaba por él en el aeropuerto privado. Para ser honesto casi no había tratado a ninguno de los implicados concentrando su investigación en el bendito artefacto. Por ello lo contrató el italiano, y para ello se entregó a la búsqueda del alemán durante estos años de exilio. Ellos fueron guerreros en la distancia, contando con la ayuda desinteresada del gremio en Venezuela, en la fidelidad de no contar a nadie sus planes, ni siquiera al clero en cuestión, solo a un viejo amigo, el padre Aurelio.

Mientras que Mauricio iba al encuentro de su destino, el padre Andres previno a los otros colaboradores, en una llamada tan desconcertante como decisiva, le daría las instrucciones a fin de mantener el silencio, la calma y la fe, pero sobre todo absoluta discreción.

-Sé que Vicente no lo permitiría, por eso no le contaremos nada todavía. Necesitamos que ese muchacho se ponga en contacto con el único Camacho que conoce el secreto. Si ese encuentro no se da, entonces la posibilidad de obtener el artefacto será nula – Al otro lado de la línea, el padre Aurelio, desde Venezuela, no podía creer lo que estaba escuchando.

- ¿Entiende lo que me pide? Yo ayudé a ese muchacho, fui su protector durante sus años de estudio. Me siento responsable de él y su familia – Renegó el servidor de Dios, con las manos temblorosas, sosteniendo el auricular – Debo preguntarle otra cosa antes de acceder a lo que me pide ¿Las autoridades del Vaticano están al tanto de los eventos ocurridos?

-Todo lo que estamos haciendo, es bajo nuestra responsabilidad. No tenemos apoyo del clero, y no, no están al tanto de lo que está ocurriendo.

- ¿Por qué? – Preguntó claramente contrariado.

-Porque el padre Mauricio Hernández fue excomulgado por dar fe de un acto similar en otras tierras. Las prácticas paganas y las del cristianismo no deberían mezclarse, y nosotros, como sus representantes, tampoco deberíamos aceptarlas como válidas y poderosas. Pero ya tenemos evidencia de su veracidad en la posesión demoniaca del cuerpo de Carlos Ignacio Restrepo. Ocurrió en Nápoles.

- ¿Qué esta insinuando? – Indagó el sacerdote envuelto en cólera.

-No es ninguna presunción. Gerson Camacho invadió al buscado Patrón, hace cinco años. Vicente fue testigo del suceso – El padre Andrés, inamovible e inconmovible, respondía sereno, con una frialdad pasmosa.

-Pero nadie dijo nada...

-Ni lo dirán ¿Acaso las autoridades les hubiesen creído? Por supuesto que no. Y nosotros tampoco lo haremos. Sera nuestra verdad y será nuestro secreto. Respóndame ¿Esta dispuesto a continuar, después de saber los obstáculos que enfrentamos?

Un breve silencio se hizo, superado por la respuesta enérgica del sacerdote.

-Si con esto ponemos fin al mal, acepto.

-Entonces, ni una palabra más. Manténgame informado. Diego Bastidas será nuestro objetivo de ahora en adelante...

Fin...


Últimas palabras:

Inicié este viaje a mis veintiún años, hace más de veinte años atrás. En mi cerebro descansó esta historia esperando ser contada por mi alguna vez, en la digna esperanza de ser escrita por mi puño y letra. Durante un tiempo esquivé las señales por temor a equivocarme, a no ser capaz de lograrlo, creyendo que mis habilidades no estaban a la altura de la meta que me propuse. En realidad, Lo único que me separaba de mi objetivo era el miedo, y por el miedo pausé muchas de mis metas.

En el miedo nos escudamos para no terminar aquello que es sencillo si tienes una simple palabra en la mente. Pasión.

Resulta que solo hacía falta sentir pasión por lo que hacemos para continuar hasta el final, de esta y de cualquier empresa que emprendamos.

El éxito, ese añadido adicional y codicioso, es la recompensa a no rendirnos a mitad de camino, a perseverar hasta culminar lo que comenzamos con pasión.

Mi fiesta personal no termina aquí, mi pasión ha crecido a niveles estratosféricos, respiro y vivo por introducirme en mis historias, ellas se reproducen y nacen otras nuevas, y con la ayuda de Dios, las seguiré escribiendo, perfeccionando el arte y transformando un simple pasatiempos en un oficio serio, que amerita disciplina extrema y mucha investigación, pero sobre todo pasión.


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora