Capítulo 42 - Palpitos

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Capítulo 42

PÁLPITOS

Braulio no hizo su acostumbrada visita a Celeste, prefirió acercarse ese día a la propiedad en las afueras de Roma, donde estaba establecido Vicente.

Manejó a gran velocidad, previendo que la inusitada visita de ese viejo colega en tierras Italianas era la pista de una movida no oficial de Vicente, en un intento de hacer justicia por su cuenta. Desde temprano tuvo un pálpito, que identificó como malestar corporal. Se deshizo de la precavida distancia impuesta entre los dos, y fue raudo a averiguar.

Gerónimo fue el primero en percatarse de su llegada – Hoy tenemos visitas en la hora del almuerzo.

-Es Braulio – dijo Vicente, asomándose por la ventana - ¿Estará todo bien?

-Lo malo es lo primero que se sabe, mijo.- Argumentó Walter, sin cesar de comer su ensalada fresca de legumbres, acompañada de un obsceno trozo de filete término medio.

-Voy a recibirlo. Continúen comiendo sin mí, por favor- Los pasos atropellados de Vicente abandonando el comedor resonaron en el piso de madera.

Gerónimo le miró perderse como un alma desesperada, camino hacia la puerta principal – Usted y yo estamos obligados a velar por la seguridad de ese chaval.

-Sabía que tarde o temprano los líos del Galán nos unirían – Razonó con tranquilidad Walter, sin dejar de comer.

Braulio se aproximaba a la puerta portando su vestimenta casual, pensando en lo inverosímil de contarle a Vicente el nexo que los unía sin juzgar a su padre, dado que el mismo estaba tentado a realizar acusaciones sin fundamento. Con suerte el tema seria descartado, ya que la prioridad era Celeste.

No hubo necesidad de anunciarse, era Vicente quien abría la puerta y se precipitaba hacia Braulio, como esperando ansiadas noticias.

-¿Cómo estas her...digo Vicente? – El subconsciente de Braulio era traicionero.

Como de costumbre, el joven venezolano no reparó en artículos inconclusos –Estoy bien Braulio. Imagino que tu presencia en esta casa tan alejada de la capital tiene un motivo de peso ¿Todo está bien con Celeste?

-Bueno, con ella no hay novedades. Estaba interesado en conocer a las personas que te rodean. Tienes a uno de tus antiguos compañeros de trabajo hospedado contigo ¿Una razón en especial? – La conversación estaba teniendo lugar en el jardín, ni se molestaron en entrar para hacer gala de buenos modales. Ya Braulio estaba acostumbrado a los arranques directos de Vicente, que no se escudaba en poses estudiadas cuando la molestia lo consumía.

-Es un buen amigo, con años de experiencia. Tengo derecho a seleccionar a mis amistades sin dar parte de ello a la policía ¿Tengo razón o no?- Sus brazos cruzados, en esa áspera actitud desconcertaban a Braulio.

Estaba perdiendo la confianza de su hermano sin llegar al punto de las confesiones.

-Es tu derecho, no digo lo contrario. Quiero protegerte... Vicente...

-Braulio, tenemos temas pendientes. No me cuentas lo que sabes, y sé que sabes, entonces yo me reservo lo que se. Debo buscar nuevas alianzas, protegerme de falsos profetas.

-¿Yo soy el falso profeta? – Así eran las cosas. Vicente estaba alzando un muro de contención entre él y Braulio. De continuar el hermetismo se transformaría en su enemigo jurado.

-Me contaste una interesante historia que me llenó de esperanzas, pero luego vino el silencio. ¿Soy tu pariente o no soy tu pariente? – De aquella respuesta dependía el avance de su relación fraternal.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora